• martes 17 de junio de 2025 - 12:00 AM

El poder contra el poder

Aunque el Estado posea la fuerza para regular las relaciones humanas construidas “en condiciones de igualdad”, esta tarea no es sencilla pues debe asegurarse también que subsistan las desigualdades sociales.

Si la actual coyuntura política, se le percibe como una tensión nacida “solamente” de la inconformidad ciudadana por la desatención estatal, entonces, el problema no es tan serio, pues están previstos los enfrentamientos entre ciudadanos y gobernantes.

Pero cuando advertimos que las manifestaciones protestas públicas se dan en medio de la falta “de armonía” entre los distintos departamentos del Estado, junto a la fragmentación social, y lo peor, la falta de coherencia interna entre los círculos del “poder real”, entonces esta situación es de peligro.

En el sistema “de control político” al “poder real” el es asignada la misión de asegurar que el orden institucional atienda con prioridad por medio de sus estructuras propias, sus valores superiores: propiedad privada, libertad empresarial, etc.

La depredación de los fondos del erario público, por parte de poderosos círculos empresariales, es un síntoma ampliada de su debilidad. Su interés por el dinero superó el interés por el poder político, y como esa deformación no la han podido ordenar, en su auxilio ha tenido que intervenir la justicia institucional, agravando su natural inoperatividad.

Las mayorías sociales, sobreviven en medio de esta sociedad caótica, sin la posibilidad de que los gobernantes “le paren bola”. Paradójicamente son estos sectores, los que validan con sus votos, a los que le harán más pesada la cruz.

Con los apetitos insaciables de empresarios y funcionarios públicos, y con una población que espera migajas, es fácil predecir que nuestro país aceptará sumisa todos los caprichos del imperio. Ahí está retratado el derrumbe causado por la corrupción.

Con los retazos de lo que queda de ese desastre, será posible que los patriotas levantemos nuevamente este país? Si en el bando de los que representan el “que hay p´a mí y la corrupción”, están los que hoy detentan el poder institucional y el poder real, mi Panamá querido tiene los días contados. Es el momento de la nueva política, teniendo a la gente decente como sus principales protagonistas.