- miércoles 09 de julio de 2025 - 12:00 AM
El penalti y la vida: cuando la suerte entra en juego
El fútbol nos sumerge en un torbellino de dramatismo y emoción, especialmente cuando el partido se decide en la tanda de penaltis. La tensión es máxima, solo diez metros separan al jugador de la gloria, pero, en ese espacio, un factor impredecible entra en juego: la suerte. Cualquier mínima variación puede inclinar la balanza hacia un resultado favorable o adverso.
De manera similar, la vida a menudo se asemeja a un partido de fútbol. Podemos habernos preparado al máximo para alcanzar una meta, ya sea un examen crucial, un ascenso laboral o una oportunidad única y, aun así, un factor externo e incontrolable hace que todo se desvanezca: el balón golpea el poste y la oportunidad de gol se pierde, incluso cuando hemos dado lo mejor de nosotros.
Perder un partido en la vida representa el final. Al contrario, puede significar el comienzo de una carrera exitosa. Las lecciones aprendidas de un fracaso pueden ser invaluables para los desafíos futuros. Por eso, es fundamental hacer un análisis profundo después de cada revés y aprender de nuestros errores. Debemos ser conscientes de que en la vida, como en un penalti, pueden ocurrir imprevistos que escapan a nuestro control.
Las metas y objetivos de la vida, así como la destreza en cualquier campo, se construyen con práctica constante y dedicación. Esto forja caminos y trayectorias sólidas. La suerte, entonces, constituye un factor que puede resultar determinante o no, según la asimilemos. Fallar un penalti puede ser la lección que necesitábamos aprender para nuestro siguiente partido. Y, si logramos un gol, disfrutémoslo al máximo y dejemos que se vuelva la gasolina de inspiración para los encuentros venideros.