• miércoles 05 de junio de 2024 - 12:00 AM

El destino de los partidos políticos

Dentro de las medidas adoptadas por Torrijos en el llamado “veranillo democrático”, destaca el retorno de los partidos políticos a la arena política, conservando sus símbolos, y sobre todo, esos sus rasgos ideológicos diferenciadores. La democratización del país, condenó a la desaparición a los grupos estudiantiles del debate nacional, sin importar el acumulado de largos años de lucha antimilitarista, experiencias que no les dieron para pasar la prueba de las urnas.

Teniéndose ahora a los partido políticos como los nuevos protagonistas de la vida pública, pasadas las elecciones unos sobrevivieron y otros desaparecieron, de acuerdo a la fuerza de su con sus bases y la sociedad. Desde lo institucional, sus bases programáticas les imponen compromisos con los grandes intereses nacionales, se establecen estructuras de deliberación y su conducción política, siendo para todos la transparencia y la honestidad su razón de ser.

De a poco los valores y principios cedieron lugar al clientelismo, al extremo que las actuaciones y decisiones político-partidistas, llegarían a convertirse en artículo de mercado. La debilitada democracia facilitó que la corrupción convirtiera las elecciones en un competencia cívica, tras la cual se enfrentaban “clanes y élites de poder”. En medio de este desastre aparecieron las candidaturas de libre postulación, quedando a disposición de la ciudadanía opciones distintas a las partidarias, las que se ejercerían como una forma efectiva de sacudirse de una vez por todas de “los politiqueros de siempre”.

Las elecciones evidenciaron el malestar hacia la “partidocracia”, así también el desprecio a los frenéticos llamados que las altas dirigencias pidiendo los voto a sus bases. Con base a los votos obtenidos, algunos partidos consolidarían sus cercanías o distanciamiento con el nuevo gobierno, recibiendo fuertes recursos provenientes del subsidio electoral, que se les otorgan “dizque” para seguir “promoviendo la democracia”.

Por el bien del país, esperamos que el nuevo Presidente propicie los acercamientos necesarios para los graves problemas nacionales. Como la lealtad de las bases a su dirigencia se obtiene a base de “prebendas y privilegios inmerecidos”, poco constructivas serían esas conversaciones con estos “líderes formales”, condición que adquieren únicamente tal categoría por mandatarlo así una resolución del Tribunal Electoral.

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