• sábado 01 de junio de 2024 - 12:00 AM

El decenio de Lucy Molinar

A ninguna persona, en nuestra vida republicana, se le ha confiado la responsabilidad de dirigir la educación nacional, en dos períodos que sumarán diez años. Esa es la oportunidad única y también el desafío de la ministra Molinar: ser el punto de inflexión, el antes y el después, al frente de la que Olof Palme, llamó: “el arma más poderosa para cambiar el mundo”.

El diagnóstico actual de nuestra educación es deprimente. Por tanto, rescatarla es tarea urgente y vital. ¿Cómo hacerlo? Desde luego, no será trillando en las confrontaciones que solo se han traducido en pérdida de horas de clases. Por tanto, lo primero que debe ser entendido y aceptado es que la educación no es territorio exclusivo de las autoridades que regentan el sector y los educadores, y muy sesgadamente, de los estudiantes.

Para dar el salto cualitativo que nos permita recuperar los atrasos acumulados, el primer paso debe ser el diagnóstico realista de dónde, exactamente, nos encontramos; el segundo, la construcción consensuada de una “Política de Estado de la Educación”. Y para alcanzar ambas metas hay que involucrar a todos los actores que podrían aportar, tanto al diagnóstico como a las soluciones. Estos son: las autoridades, los educadores, los padres de familia, las iglesias, las universidades, las academias, la empresa privada, los gremios, las asociaciones cívicas y los estudiantes.

A todos se los debe convocar a un Gran Congreso de la Educación Nacional, pues entre todos deben consensuarse las líneas maestras que nuestra política educativa, elevada a Política de Estado, proyectada a los próximos 15 o 20 años.

Los insumos básicos para ese gran congreso ya existen: son los diagnósticos y las propuestas de las que, sin duda, tiene registro el ministerio de Educación, que pueden ser complementadas con todas las aportaciones que quieran hacer los futuros participantes, a los que se les daría un plazo para prepararlas.

Un cronograma tentativo y posible puede ejecutarse en etapas escalonadas: 1) Anunciar la convocatoria del Congreso en la primera semana de julio de 2024 e integrar “la Comisión Preparatoria”, 2) Fijar el 30 de julio como la fecha para que los futuros participantes preparen sus “documento de trabajo”, 3) Dedicar la primera quincena de agosto para que la “Comisión Preparatoria” integre en un “Documento de bases”, las propuestas que se presenten, 4) Circular y publicar el “Documento de bases”, para que en un plazo de 15 días sea discutido y analizado por todos los futuros participantes, 5) Reunir el Congreso entre los días 10 y 15 de septiembre de 2024.

Insisto, la educación es un tema y un problema nacional. Por tanto, reencauzarla y rescatarla es tarea y responsabilidad de toda la sociedad, en la que no caben los sectarismos ni los exclusivismos excluyentes.

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