El circo legislativo en su máxima expresión

Lo que pasó el 1 de julio en la Asamblea Nacional no fue solo una elección de junta directiva, fue el desfile más descarado de hipocresía política en lo que va del año. Mientras el país esperaba que los diputados se pusieran serios, muchos aprovecharon los micrófonos para dar discursos largos, rimbombantes y llenos de moralina, como si en este primer año legislativo hubieran movido un dedo por el pueblo.

Jorge Herrera, del Partido Panameñista, fue electo presidente del Legislativo con 37 votos, derrotando a Shirley Castañeda del oficialista Realizando Metas. La diferencia fue mínima, pero suficiente para que la oposición celebrara como si hubieran ganado las elecciones presidenciales. Cambio Democrático, el Partido Popular e independientes se unieron en una jugada estratégica que dejó claro que el oficialismo no va a tener el camino libre en este quinquenio.

Pero más allá del resultado, lo que verdaderamente dio vergüenza fue ver a tantos diputados que durante el primer año no se han destacado ni por una ley medianamente útil subirse al podio a hablar paja con una autoridad moral que no tienen. Aplausos entre ellos, palabras rimbombantes como “democracia” y “compromiso”, y un montón de frases bonitas que no se traducen en acciones reales.

Y para rematar, algunos se atrevieron a dar cátedra de ética y civismo, cuando todo el país sabe que lo único que han hecho es levantar la mano en votaciones sin mayor análisis, o peor aún, ni aparecer.