No hay semanas sin sobresaltos. La pasada fue la inexplicable y frustrada salida del expresidente Ricardo Martinelli hacia la República de Nicaragua. Esta semana fue la visita del Secretario de Defensa a nuestro país, durante la cual firmó un Memorandum of Understading (MOU) que le dan una serie de ventajas y beneficios a los Estados Unidos en la franja canalera.
El problema radica en que se han tergiversado las versiones e intenciones tanto del representante de Estados Unidos como de nuestros funcionarios. No ayuda que en ningún momento la cancillería haya aclarado lo que se firmó antes de esa firma, mucho menos que hasta la ministra de Trabajo haya tenido que salir a defender los acuerdos a los que se llegaron. Y ni qué decir de las explicaciones inexplicables que dio el Ministro del Canal, que usó términos que nadie entendió, como peajes neutrales.
Lo cierto es que, analizando los dos documentos, en lengua castellana y en inglés, existen divergencias, y aunque la cancillería haya sacado un comunicado posterior alegando de que se iba a pedir la revisión, el daño ya se hizo. Y para más inri, el recuento del secretario Hegseth (de muy cuestionable reputación) al presidente Trump, que no pierde ni un día en afirmar que van a sacar a los chinos del Canal de Panamá, porque lo están manejando, y la retahíla de mentiras que insisten en repetir como papagayos.
Desde la primera visita de un funcionario estadounidense de esta aberrante administración estadounidense, cuando de un plis plas nos salimos del acuerdo de la Ruta de la Seda –que si bien no ha sido relevante y tampoco determinante para nuestro comercio— y ahora este acuerdo, que aparenta permitir bases militares gringas en nuestro país, se ha mostrado la cara de los que nos gobiernan.
Urge que la población conozca la verdad de lo que se nos viene encima y, reitero, la defensa de nuestra soberanía en el área del Canal no puede ser llevada a cabo en solitario, hace falta echar mano del multilateralismo, que fue el arma que nos permitió alcanzar los tratados Torrijos Torrijos Carter.