‘Tía Dora’ lega

Sigue iluminando la luz de ‘Tía Dora’. Ella deja un legado inmenso en el devenir cultural patrio. Más de 75 años de teatro, una de las artes de moda.

El teatro es una de las grandes atracciones de este momento. A excepción del Teatro Nacional, con sus centenares de butacas, las demás salas están copadas. Faltan espacios para exhibir aquellas creaciones de distintos productores y directores.

El entretenimiento del capitalino se cumple en la playa, en el cine y en la televisión. Y después en el teatro, que, aunque el guion sea de un autor no nacional, siempre tiene el sello patrio. Con la sensibilidad y la manera de entender el país y su gente.

Obstinada y apasionada en su quehacer, ‘Tía Dora’ es responsable del crecimiento de la cultura nacional, y del teatro en particular. Con un olfato para encontrar talentos infantiles, laboró por 75 años en la faena teatral, y siempre lo desempeñó con una energía a prueba de fatiga.

Con ella, millares de infantes y jóvenes se tropezaron con las maravillas de nuestra cultura, y transformaron su vivir en un camino con sentido y creatividad.

Como padre de familia del Teatro Infantil Tía Dora, vi sus desvelos, sus alegrías y su entrega, tanto en el ensayo creador y enérgico, y en la presentación cosecha de entrenamiento y talento.

Consejera infatigable, ‘Tía Dora’ estuvo al lado de su hija, Xochitl McKay, a quien pasó hace varios años la batuta de la escuela abierta de teatro infantil que creó.

‘Tía Dora’ le enseñó a sus alumnos y también a los acudientes que tenemos motivos por los cuales celebrar la vida y sentirnos orgullosos de haber nacido en esta tierra prodigiosa de recursos naturales y de gente de bien.

Que, como ella, que obtuvo su Maestría en Teatro Infantil en México, todos tenemos la oportunidad de beber no solo de las fuentes patrias, sino de aquellas de otros rincones del universo.

Hay que actuar, cantar y bailar, pero más que ello aprender a vivir, desarrollar la personalidad, destacarse y andar con desenvoltura. Distinguir entre lo bueno y lo malo, lo sublime y lo ridículo y encontrar la felicidad a través de la belleza artística.

Tuvo la oportunidad de vivir muchos años: se apagó a los 94. ‘Tía Dora’ supo vivir y dejarnos a todos los panameños un legado de paz, de pasión, de amor a la cultura nacional, y de estímulo enérgico y certero a la educación y a generaciones de millares de personas que nunca la olvidaremos.

* FILÓLOGO