Las acciones dictatoriales de gobiernos y administraciones parten de preconceptos y condenas a priori de todos aquellos que presuntamente, den contra o actúen no ajustados a lo que la autoridad dicte. No valen los derechos de los opositores, aunque democráticamente se supone las opiniones contrarias deben ser validas y escuchadas. También pasa en instituciones, pues una gerencia dictatorial actúa igual, impone, grita, ofende, denigra a los trabajadores o directivos que cuestionan ruta o velocidad de acciones de la institución. Dictadura impone leyes, presiona justicia y reprime opositores de verdad.
Así también se ve como se pliegan los entes que debían proteger el debido proceso, en el caso de Capira y la Defensoría del Pueblo, se olvida del equilibrio de oír a las dos partes y se censura sin ver agresividad de familiares y mala información. No dice nada, ni censura a las autoridades irresponsables que no tienen ambulancias ni habla de falta de medicinas y urgencias 24 horas, pero si hubiera sido algo de la ideología de género, corre a defender pues para este Defensor, la fiebre está en las sábanas y la agenda woke es lo importante.
Ahora la dictadura civil, mancilla nuestro suelo; permite de forma confusa la presencia militar extranjera sin hablar como sociedad de esto, las cooperaciones internacionales pueden ser buenas o malas, pero meter acuerdos a la fuerza es indigno, antipatriota y nuestros mártires merecen respeto. ¡Dios danos unidad para luchar contra la dictadura!
