• viernes 18 de noviembre de 2016 - 12:00 AM

Desde el cristal con que se mire

El miedo es lo inverso a la confianza. El temor que sienten algunos con relación a la inmigración, es perfectamente comprensible.

El miedo es lo inverso a la confianza. El temor que sienten algunos con relación a la inmigración, es perfectamente comprensible. Solo hay que ponerse en los zapatos del ciudadano de a pie.

Panamá lleva años de crecimiento continuo. En el mundo existen pocas naciones que han mantenido un comportamiento económico tan favorable.

El bullyng internacional, al que hemos estado expuesto, se basa en interpretaciones poco objetivas, que intentan regular a un país que nació globalizado.

Al invocar los argumentos de Panama Papers y de Paraíso Fiscal, Francia y Alemania, olvidaron contextualizar las consecuencias por las cuales Panamá se convirtió en república; además de su historia, que la hizo objeto de enclave colonial por su privilegiada posición geográfica. De hecho, Francia tiene mucha vela en este entierro.

El ADN panameño está compuesto por características que la mayoría de los países anhelan. El modelo va en inserto en la venas de cada habitante, por lo cual, ninguna lista negra, gris o Clinton, podrían corregir nuestra genética. Tendrían que matarnos a todos.

Luego del 20 de diciembre de 1989, los gringos entendieron que este país es más global de lo que creían; al igual, que después de 1999, cuando dieron por hecho, que sería imposible para Panamá, administrar el Canal, incluso, de una forma más eficiente.

A pesar del crecimiento sostenido del país, la corrupción estatal ha impedido la equiparación entre el bienestar económico y el desarrollo social, lo que genera el descontento de algunos panameños por el descontrol migratorio.

Aunque crecemos como primer mundo, mucha de nuestra gente, aun sobrevive con un bajo índice de desarrollo humano.

Los extranjeros vienen en busca de oportunidades, y al llegar, suponen que estamos por encima del nivel. La realidad es que, a pesar del crecimiento económico, nuestro sistema sigue marginando a un grupo importante de panameños.

Podemos crecer, anualmente, de forma sostenida, en un rango entre 5% y 10%; pero al mismo tiempo, mucha de nuestra gente, vive en decrecimiento permanente.

Periodista

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