- jueves 10 de agosto de 2023 - 12:00 AM
Desafección política
Existe una desafección política la cual es entendida como una actitud de distanciamiento cognitivo y afectivo hacia todo aquello que se califica como político o que los jóvenes y no tan jóvenes le atribuyen dicho significado. Podemos pensar que no existe tal desafección ya que, 1,705,310 personas están inscritos en partidos políticos, sin embargo, es innegable la desconfianza, decepción, desconexión y desinterés que existe hacia la cosa y clase política; especialmente de parte de la población más joven que, para las elecciones de mayo de 2024, representa más de 800,000 votos.
Una desafección política considerable, representa un indicador de que un sistema político determinado está fallando, justamente en cumplir con su función representativa, la participación política, el manejo y control del poder, lo cual podría acabar afectando la capacidad de seguimiento de la dinámica política, el pensamiento crítico y el control del ejercicio del poder por los ciudadanos.
Entre los factores que explican la desafección política están: la falta de liderazgo democrático y la baja credibilidad de los políticos y líderes sociales, la jerarquía y verticalidad de las estructuras políticas, la falta de democracia interna y la ausencia de debates internos y vaciamiento ideológico de las sociedades, entre otros factores
Afortunadamente observamos que mujeres y hombres jóvenes están participando activamente en el ejercicio político como candidatos temiendo presente el nivel de importancia que tiene la política, ya que es ella quien hace posible que se active la institucionalidad, entre otras cosas del sector público igual de necesarias en la sociedad.
Cuando el electorado cuenta con formación en política se encuentra en mejores condiciones de exigir que los funcionarios le rindan cuentas, lo que a su vez los obligaría a erradicar cualquier información errónea o tácticas clandestinas en las operaciones, lo que traería como consecuencia un sistema más eficiente.
La formación de una ciudadanía autónoma y crítica no es responsabilidad exclusiva de los docentes, sino también de la familia y otros actores del entorno escolar y social, los cuales, desde sus posibilidades, deben tomar parte de este proceso educativo.
Debemos contrarrestar la desafección política y la desmotivación, con una mayor y mejor participación política por parte de mujeres y hombres, y en especial de los jóvenes, para poder alcanzar las transformaciones necesarias en pro de lograr un desarrollo económico y social sostenible para toda la población.