• domingo 20 de marzo de 2022 - 2:09 PM

El derecho a réplica de la ciudadanía

Los 76 millones son difíciles de justificar, mas, 76 mil o 760 mil se pueden con mucha facilidad

El ejercicio del Periodismo conlleva a muchos aciertos y pocos errores. Debido a la prisa conque se trabaja, y más en radio y en televisión, a veces caemos en imprecisiones de nombres, fechas, montos, etc. No es lo mismo decir que a un expresidente se le acusa por tener una cuenta de 76 millones de dólares sin poder justificar cuando en realidad esa cifra está muy distante de la realidad.

Los 76 millones son difíciles de justificar, mas, 76 mil o 760 mil se pueden con mucha facilidad. Este error garrafal conlleva al involucrado a ejercer el derecho a réplica y a solicitarle al medio una disculpa pública por el error cometido. Pudiera ser que los números fueron pronunciados por una fuente que se equivocó. De ser así el medio tiene que buscar a esa fuente para que aclare de dónde sacó esos 76 millones. Lo anterior es un caso hipotético, pero, puede guardar mucha relación con vivencias de la vida real. Todos los días lo digo en las aulas universitarias… “estimados alumnos, cuando les toque ejercer el Periodismo muchos creerán que tienen patente de corso para enlodar reputaciones.

En las redacciones de periódicos, televisoras, radioemisoras, revistas y prensa digital se construye un ambiente del salón de la justicia. Pareciera que ustedes son intocables… invencibles, cuando en la práctica son uno más dentro del conglomerado de personas que forman parte de una nación. El periodista no debe airear las múltiples demandas por injuria o calumnia como si fueran trofeos de guerra o premios de prensa. ¡No y no! Cuando esto sucede algo anda mal… o no está investigando los hechos como se debe o su condición de acérrimo opositor a gobiernos, sindicatos, políticos, etc., provocan que los involucrados le pasen facturas.

Voy para 50 años de ejercicio de la profesión. Lo más cercano que tuve a una demanda fue una llamada de atención que recibí de una funcionaria de Educación en los tiempos de la dictadura. Verifiqué la noticia y, en efecto, la dama tenía la razón. Le pedí disculpas y le expresé que tenía derecho a una aclaración.

El gesto de la disculpa mató todo, incluso, ella no recurrió a la réplica. Es más, a veces contesto artículos de connotados personajes y antes de hacerlo me pongo en contacto con ellos para verificar el contenido. Algunas veces me sorprendo al ver la reacción de ciertos articulistas cuando me dicen que la crítica dura de su artículo no es coherente debido a que el medio editó sin el consentimiento del autor. Esos yerros ocurrían antes con mucha facilidad, más en los diarios que pertenecieron a la extinta Editora Renovación.

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