• miércoles 18 de agosto de 2010 - 12:00 AM

Depongamos los intereses personales

No es la primera vez que ocurren disturbios con altos grados de violencia en las zonas bananeras de Bocas del Toro, con la sensible y do...

No es la primera vez que ocurren disturbios con altos grados de violencia en las zonas bananeras de Bocas del Toro, con la sensible y dolorosa pérdida de vidas y considerables daños materiales. Tal estado de cosas se ha desatado siempre de las posiciones radicales, intransigentes e impensadas que tercamente han tratado de imponer las diversas partes del conflicto. Los sucesos que han tenido lugar en una región muy golpeada por la pobreza, son un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando no se llega a acuerdos. Ojalá en el futuro tanto gobernantes como gobernados reflexionen para no actuar a la ligera.

La famosa Ley 30 debió haber sido consensuada entre todos los sectores que iban a ser afectados por la misma. Tanto los que nos gobiernan como la sociedad civil y los gremios deben comprender que nunca es tarde para desandar los caminos erráticos que se han emprendido y retomar el punto de partida con el convencimiento de que el que consulta tiene menos riesgos de cometer equivocaciones y desatinos.

Los involucrados en este complicado problema deben poner sus intereses muy particulares y dedicarse a buscar avenimientos dentro de un clima de paz y tolerancia. Vivimos en una democracia participativa y no individualista y debemos aprovechar todos los medios que la misma nos brinda para entendernos como panameños que somos con lazos de familiaridad, propios de un pequeño país como el nuestro, lo que debe unirnos y no separarnos.

Ya hemos observado a dónde conducen las posiciones de intransigencia, de intolerancia y de tozudez. No más violencia. No más derramamiento de sangre. Los gobernantes deben legislar considerando que sus decisiones van a afectar sensiblemente, de una forma u otra a toda la colectividad. Es verdad que los que nos mandan, los sindicatos, las sociedades civiles defienden sus intereses, pero antes de ponerlos en acción, se debe pensar primero en Panamá y en procurar que se mantenga la paz y la concordia que debe imperar para que de una vez por todas salgamos del marasmo en que nos encontramos como país del Tercer Mundo.

Suspender la divulgación de la Ley 30 por parte del Gobierno, es una muestra de desprendimiento y madurez, ello permite lograr la unidad y el bienestar social.

En estos momentos un tanto difíciles, es bueno recordar el pensamiento de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas: ‘El respeto al derecho ajeno, es la paz’.

EL AUTOR ES PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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