• jueves 14 de julio de 2016 - 12:00 AM

Delincuentes de cuello blanco

Se dice que los panameños adolecemos de identidad nacional

Se dice que los panameños adolecemos de identidad nacional. Que nos arraigamos a modismos o costumbres extranjeras, en detrimento de nuestras raíces. Que puede corroborarse con ese sentido de poco importa desnaturalizado de los arraigos culturales de nuestros ancestros. Que existe desidia por el bien común en función al imperceptible bienestar particular.

Que a la delincuencia de cuello blanco se le critica sólo mientras ostentan cargos públicos. Que a la gente del pueblo, los verdaderos honorables, se nos menosprecia, porque ese título nos lo robaron los corruptos.

Que los políticos, por pillos que sean, seguirán siendo ‘honorable o excelentísimo', porque la justicia es selectiva y difícilmente les alcanza. Que si alguna vez se acercara le darán país por cárcel y quizás con escoltas pagados por nosotros, el Estado.

Si la persona muere se le dignifica y se convierte en Santa, se le perdonan todos los pecados y hasta una aureola pudiera distinguirse a la distancia. Al parecer, la corrupción emana del pueblo, pero como una luz en la oscuridad, el maestro Ruy Barbosa (1849/1923) sentencia: ‘De tanto ver triunfar las nulidades, de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticia, de tanto ver agigantarse los poderes en manos de los malos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse de la honra, a tener vergüenza de ser honesto...'

El país se mece ante la incertidumbre de las dos Panamá. La opulencia de quienes ostentan las ventajas del crecimiento económico, así como las riquezas del Canal de Panamá y su contraparte; las clases media y baja, con sus problemas sociales; falta de escuelas, agua potable, carreteras, salud, vivienda, seguridad y empleo bien remunerado.

En su ingenuidad política la población quinquenalmente es engañada, por los corruptos, por lo que viene a la memoria que Bertolt Brecht, (1898/1956), dramaturgo Alemán expresó: ‘El que no conoce la verdad simplemente es un ignorante; pero el que la conoce y la llama mentira: ese es un criminal'. Dios te salve, Panamá.

Economista, educador, humanista.

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Si la persona muere se le dignifica y se convierte en Santa, se le perdonan todos los pecados y hasta una aureola pudiera distinguirse a la distancia.