Dejar una huella en nuestro transitar por este mundo es una aspiración de vida que muchos compartimos. Nos lleva a preguntarnos: ¿qué tipo de huellas queremos dejar? ¿cómo queremos ser recordados?
El día 4 de agosto nos enteramos del deceso de la escritora y periodista Iliana Gólcher. Aunque no tuve el privilegio de conocerla, su trayectoria y lo que ella trasmitía me llamaba la atención. Su respeto como escritora, y su labor como agente cultural, su beligerancia. En más de una ocasión quise tomar clases con ella, aunque no fue posible, Bocatoreña con raíces hondureñas.
Esta mujer fue una destacada comunicadora, investigadora, educadora, promotora cultural y prolífica escritora. En 2018 fue reconocida como la Mujer Destacada del Año. Se fue de este mundo dejando un gran legado en la educación y la promoción de la cultura en nuestro país.
Al final, lo que verdaderamente cuenta son las huellas que dejamos en los demás. El cariño que dimos y las obras que hicimos por otros serán las voces que hablen de nosotros. Es hermoso leer y escuchar la forma en que las personas que la conocieron se expresan de ella.
Le pregunté a un compañero de la universidad que fue su alumno cómo recordaba a su profesora de escritura. Con palabras sencillas, me respondió: “Ella me transmitió la inspiración por las letras y me dijo que tenía talento, que no dejara morir mi escritura.
”Él la recuerda como una fuente de inspiración, una persona que lo incentivó a escribir y creyó en su talento. Esto me hace concluir que el tipo de huella que Iliana Gólcher dejó en sus alumnos fue la de alguien que supo ver, incentivar y reconocer el talento de los demás a través de sus acciones.