- lunes 31 de marzo de 2014 - 12:00 AM
La danza de los billones
Más que un torneo electoral en igualdad de condiciones, respetuoso de los procedimientos democráticos, mecanismo para promover e impulsar la participación ciudadana, asistimos en Panamá, a la danza de los billones.
El Gobierno saliente, en su desesperación por mantenerse en el poder a cualquier precio, ha venido dilapidando los dineros del erario gracias al silencio cómplice de quienes, en el terreno electoral, se dicen –hoy- sus adversarios.
Los mismos que ayer y mañana desean también, poder bailar al son que les toquen. Bien enseña el viejo refrán que: ‘Por la plata baila el mono y, por el oro... mono y mona’.
Nunca antes se había gastado en Panamá, tanto dinero en tan poco tiempo, como el que se viene gastando en esta vorágine electorera que pareciese no tener fin. La multiplicidad de encuestas que tanto cuestan; la propaganda radial y televisiva que cansa y atrofia, la contaminación visual alcanzada, parecen mostrarnos los caminos más expeditos a la corrupción de un electorado que, de ingenuo no tiene nada, pero de indolente sí y mucho.
El Libertador olvidado enseñaba que: ‘La corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos’. Aunque ya ha sido dicho antes, no está de más repetirlo, para recordarlo junto a lo expresado por el Apóstol cubano: ‘La independencia de los pueblos y su buen gobierno vienen sólo cuando sus habitantes deben su subsistencia a un trabajo que no está a la merced de un regalador de puestos públicos, que los quita como los da y tiene siempre en susto, cuando no contra él armados en guerra, a los que viven de él. Esa es gente libre en el nombre; pero, en lo interior, ya antes de morir, enteramente muerta.’ (José Martí: Obras Completas.VIII, 16).
La danza de los billones nos pretende arrastrar hacia un escenario excluyente. Sepamos decir NO!
* Constitucionalista y catedrático universitario