• jueves 24 de abril de 2025 - 12:00 AM

Cuando el gym se vuelve obsesión

En estos tiempos donde la apariencia lo es todo en redes sociales, no es raro ver a más de uno metido en el gym todos los días, echando barra como si no hubiera un mañana. Pero ojo, una cosa es entrenar pa’ estar en forma y otra muy distinta es cuando eso se vuelve una obsesión. Ahí es donde entra la vigorexia, también conocida como dismorfia muscular.

Este trastorno psicológico afecta mayormente a manes jóvenes, más que nada entre los 18 y 35 años. Se trata de una necesidad enfermiza de verse más y más musculoso, aunque ya estén bien marcados. Se miran al espejo y lo que ven nunca les satisface. Siempre sienten que están “muy flacos” o que “les falta más brazo”.

Los que sufren de vigorexia dedican horas al ejercicio, siguen dietas estrictas al pie de la letra y algunos hasta se meten anabólicos pa’ “acelerar el proceso”. El problema es que eso trae consecuencias, tanto físicas como mentales. A veces se desconectan del mundo, se alejan de los amigos, de la familia, todo por estar metidos en esa rutina de entrenamiento sin descanso.

Y es que el cuerpo sano no solo es el que se ve bien por fuera, sino también el que está equilibrado por dentro. La salud mental también cuenta, y obsesionarse con la imagen puede convertirse en algo peligroso.

Así que, si conoces a alguien que está metido de lleno en esto, más allá de lo normal, tal vez sea bueno conversar o buscar ayuda profesional.