• viernes 27 de octubre de 2023 - 8:42 AM

¿Cuál es el valor de un estudiante?

Hoy recuerdo esos momentos de enfado, frustración y de dolor.

En 1984 viví uno de los episodios más sangrientos y represivos de la dictadura y su brazo político… el PRD. Corría el mes de mayo y para esa fecha se realizaron los primeros comicios para elegir al presidente, dos vicepresidentes y al resto de los funcionarios por elección popular. Desde 1968 no ocurría ese proceso democrático. Todavía no se había definido el triunfo de Nicolás Ardito Barletta, quien compitió contra el doctor Arnulfo Arias Madrid. Las imágenes captadas por el equipo de televisión que lideraba eran espeluznantes. Los militares se dieron gusto golpeando las rodillas, cabezas, caderas y las caras de quienes exigían respeto al proceso electoral. ¿Por qué recuerdo ese episodio? Tenía la edad donde mis pensamientos todavía eran rebeldes. Me disgusté debido a la decisión de la alta gerencia de RPC televisión de no difundir esas imágenes. En ese momento no comprendí la postura de la gerencia de esa corporación mediática. Recuerdo que el gerente Jaime De La Guardia se reunió con el equipo periodístico. Allí explicó que el país estaba prendido y que la difusión de esas escenas escalofriantes iba a provocar que el fuego aumentara con resultados y consecuencias lamentables.

Hoy recuerdo esos momentos de enfado, frustración y de dolor. Lo que ayer rechacé con vehemencia hoy concluyo que la decisión de la gerencia fue la más sabia. En momentos críticos se tiene que recurrir a la armonía, a la paz y no al sobrecalentamiento del panorama. En estos instantes transitamos por escenarios donde cualquier excusa, por pequeña que sea, puede llevarnos a hechos lamentables. Ayer, en una clase de Periodismo Internacional una estudiante dijo algo interesante… “Profesor, las manifestaciones no son tanto por el contrato minero, el problema es la acumulación de errores, los constantes procesos de corrupción de este y otros gobiernos. El pueblo se hartó y el tema minero vino a derramar la gota.” Ella tiene razón… sus expresiones tenían comportamientos de disgusto… se le notaba en la voz. Después de ella el rancho se encendió en lo que restaba la clase. Les dije que a mis 67 años los comprendía y por eso traje el ejemplo de aquel episodio de 1984. Tenía las mismas reacciones de esa estudiante, pero hoy estaría lamentando si RPC televisión hubiera decidido difundir, una y otra vez esas escenas. Esa medida pudo haber generado el caos, destrucción y muerte.

He hecho hincapié en los pensamientos de esa estudiante. Lo hice para honrar a ese casi millón de niños, adolescentes y adultos que se preparan para cambiar los destinos de la Patria. Desde hace 75 años Panamá celebra de manera oficial el Día del Estudiante. A través de la Ley N°1 del 22 de octubre del año 1948, se declara el 27 de octubre como el Día del Estudiante en Panamá. Para esta fecha me sentía feliz al observar la cara de nuestra madre Fidelina González Cabrera. Ella veía cómo sus hijos reemplazaban a los profesores como una forma de honrar el desempeño académico. Iguales estados de ánimo sentía para el Día del Niño donde sus hijos eran honrados hasta con el puesto de alcalde y otros cargos más.

Y ¿qué es un estudiante? Es la reserva moral de la Patria. Es el ser humano a quien le tocará el relevo generacional que contribuirá con el desarrollo y progreso de la nación. Tú que transitas por esa edad maravillosa no te desanimes con lo que pasa. Espera el turno para que pongas en práctica los conocimientos adquiridos. Sé generoso, paciente y utiliza la rebeldía para causas nobles. Que tu protesta no sea para apoyar a los criminales, ni a los terroristas de la avenida. Tienes que ser diferente por encima de aquellos que promueven el odio, la revancha o la venganza. Deja siempre que la razón prevalezca por arriba de la pasión. Que en cada movimiento dejes siempre esa huella que llenará de orgullo a tus padres, abuelos, tíos, hermanos y demás familiares. Que cada día que pasa sientas orgullo de portar el carné más importante de la sociedad… ¡el de ser estudiante! Abrazos y felicidades.