La inseguridad en Panamá durante las fiestas de fin de año ha mostrado un incremento preocupante en los últimos años. Diversos factores contribuyen a este fenómeno, siendo los más relevantes la congestión social, el aumento del consumo de alcohol y drogas, y la sobrecarga de las fuerzas de seguridad.
En primer lugar, las celebraciones de diciembre congregan a grandes multitudes en áreas comerciales y recreativas, lo que crea un caldo de cultivo ideal para delitos como el robo, el hurto y las agresiones. La aglomeración de personas, sumada a la distracción propia de las festividades, facilita la actuación de los delincuentes.
En segundo lugar, el consumo elevado de alcohol y drogas durante esta época exacerba comportamientos violentos. Muchas veces, las discusiones triviales se convierten en enfrentamientos físicos, lo que incrementa la tasa de delitos contra las personas. Además, la alta demanda de estos productos impulsa el tráfico de sustancias ilícitas, con la consiguiente violencia asociada.
Otro factor clave es la presión sobre las fuerzas del orden. Durante estas fechas, las autoridades deben enfrentar un aumento significativo de llamadas de emergencia, lo que limita su capacidad de respuesta eficiente ante incidentes. La falta de personal, equipos adecuados y coordinación contribuye a la sensación de inseguridad.
Por último, la pobreza y la desigualdad social en ciertas áreas de Panamá incitan a algunos individuos a recurrir al crimen como medio de subsistencia, especialmente en una época donde el consumismo y el derroche son más visibles.
En resumen, la inseguridad en fin de año en Panamá es un fenómeno complejo y multifactorial que requiere un enfoque integral para su prevención.