• jueves 05 de junio de 2025 - 12:00 AM

Contra saña y brutalidad mulinesca

Los religiosos responsables de la fe en Panamá ponen el grito en el cielo. Y citan al arzobispo Romero, hoy santo, y demanda de Mulino y su Gobierno: “en nombre de Dios, cese la represión”. Romero demandaba de los chafarotes salvadoreños dejar de reprimir al pueblo.

A inicios de la década de los 80. Mientras oficiaba misa, un matador acabó con su vida, en un pequeño templo. Mujeres encadenadas y humilladas, desnudadas y tratadas con desprecio. Heridos con perdigones especiales. Desperdicio de bombas lacrimógenas. Bombas lanzadas dentro de las viviendas. Ministro Chapman: ¿cuánto cuesta esta brutalidad y también este desperdicio? ¿O es expresión de su tan cacareado modelo de tolerancia a lo Chapman? ¿Por qué se financia tanta rabia contra los semejantes?

La saña y brutalidad policial crece cuando se trata de los pueblos indígenas de Darién, Chiriquí, Veraguas y Panamá Este. ¿Qué dicen ministros de fe del Gobierno mulinesco? ¿Van al culto sin ningún remordimiento?La Confederación Panameña de Religiosos (CONFEPAR) exige de Mulino el cese inmediato de la represión contra la población.El pronunciamiento denuncia una represión “indiscriminada y brutal” por parte de las fuerzas policiales, que aparecen como fuerzas armadas.

Los religiosos preguntan: “¿Aplicar la ley significa despreciar, humillar, maltratar? ¿Cómo es posible que su lema sea ‘Dios y Patria’? Acuérdense que no hay que usar el nombre de Dios en vano”.

En cualquier momento, se pronuncian El Vaticano y el Consejo Mundial de Iglesias. Todas las denominaciones religiosas que ejercen nuestro país claman por el cese de la represión. Juegan un rol moral y político clave en la crisis que enfrenta el presidente Mulino. Más allá de su tradicional papel pastoral, actúan como guardianes éticos de la democracia, denunciando el uso excesivo de la fuerza, la criminalización de la protesta y la falta de institucionalidad. Su participación podría derivar en la conformación de una mesa de diálogo nacional o, al menos, en un freno a los excesos del poder.

“Reiteramos la importancia de vivir en democracia, que tanto esfuerzo nos ha costado alcanzar y preservar en nuestro país”, subraya el arzobispo Ulloa, quien ha demandado la apertura de un diálogo para superar la crisis.