- domingo 01 de noviembre de 2020 - 12:00 AM
La conspiración conservadora en peligro
La conspiración conservadora había logrado empapar a los sectores más importantes de la sociedad panameña, incluyendo a sus enemigos políticos los liberales, derrotados unos meses atrás en el Puente de Calidonia. Por otra parte, la ruina económica, producto de la guerra civil y la paralización de los franceses de los trabajos canaleros, agregaban miseria, desolación y desesperanzas en las casas y ranchos del istmo panameño.
El éxito de la conspiración conservadora, era la esperanza de los istmeños. Manuel Amador Guerrero regresó de su misión en EE.UU. con las promesas de apoyo a la separación de Colombia y a la proclamación de la nueva república, dinero para sostenerla y la presencia militar norteamericana en la Bahía de Colón y en la de Panamá para el 4 de noviembre, fecha fijada por los conspiradores.
Esta solicitud de los conspiradores para el apoyo militar de EE.UU., tenía sustento en nuestras debilidades estructurales que aumentaban los peligros ante el Batallón Colombia estacionado en Panamá, en los barcos de guerra: Chucuito, Padilla y el Bogotá, colombianos, que estaban en la Bahía de Panamá y en el envío de tropas desde Colombia para reprimir la revolución istmeña.
En contraprestación de este apoyo de los EE.UU., los conspiradores panameños prometieron que la nueva república firmaría el Tratado del Canal rechazado por el Senado Colombiano en agosto de 1903. Esa firma representaba el ideal republicano de los panameños por 82 años reprimidos y la terminación de las obras canaleras que reactivaría la economía de los pueblos istmeños, colocando a Panamá en el mapa mundial, como lo profetizara Simón Bolívar, Mariano Arosemena, Justo Arosemena y Tomás Herrera.
Al amanecer del 3 de noviembre de 1903, llega el Batallón Tiradores con 500 soldados colombianos a Colón para reprimir la conspiración separatista. Cunde el culillo y varios de los conspiradores p reparan el escape. Amador cae en la hamaca abatido por la derrota anticipada. María Ossa de Amador, su esposa, lo levanta de la hamaca y lo manda a detener la llegada de los soldados en el ferrocarril desde Colón. Es la esperanza alicaída de la mañana del 3 de noviembre de 1903. Se trata de ganar tiempo.
EXEMBAJADOR DE PANAMÁ EN NICARAGUA Y BRASIL