• martes 06 de mayo de 2025 - 12:00 AM

¿Comunista, socialista?, no. ¡Humanista solidario!

Crecí celebrando las hazañas de Tarzán, el hombre que hablaba con los monos; aplaudiendo la entrada victoriosa de los soldados yankys en los “territorios liberados”, y a sentir repulsión hacia sus enemigos, porque no creían en el Dios cristiano.

Con los años, mis prejuicios aumentaron hasta creer que los comunistas eran malos, y los gringos los buenos, sólo porque nos repartían leche “CARE”. Este adoctrinamiento me llevó a definir el concepto de amistad y enemistad entre los imperios que se mataban en la guerra, criterio que sigue inspirando el imaginario político de muchas personas.

Esta distorsión puede tolerarse entre personas sin formación, pero sería una herejía intelectual que gente con una cultura general básica, hoy no sepa distinguir entre capitalismo y el comunismo. Nos declaramos “demócrata confesos”, y como tal aceptamos la diversidad ideológica y religiosa, porque la intransigencia en las ideas aceleraría la destrucción de la sociedad humana.

Como cualquier universitario, nos cautivaron las utopías sociales, y abrevamos nuestra sed en la literatura de “izquierda”. Ese idilio duró poco, porque mi equilibrio conceptual no comulgaba con ideas extremas. Aún así, entendía que esas ideas eran compatibles con una realidad, tal como lo era mi propia existencia, la que me exigía absolver algunas interrogantes, antes de escoger mi camino.

En medio de tanta conmoción social, sorprende que el gobierno califique de “comunistas”, a los que se expresan en las calles. Según la lógica oficial debe entenderse que todo está bien, y que es injustificada tal la disidencia, o que los sindicalistas no tienen derecho a protestar. De seguro que si “la cosa estuviera suave”, la ciudadanía les habría reprimido por necios.

La protesta es un derecho, que no lo ejercen “los de arriba”, porque ellos se quejan en secreto. Será que “los de abajo” no deben protestar porque nada hay para ellos, y menos “la clase media”, porque todavía podemos aguantar un poco.

No soy comunista, creo en la iniciativa privada, y me opongo a que desaparezcan las conquistas sociales que nos aseguran vivir en dignidad. Hay que protestar para garantizarles a nuestros jóvenes un futuro de esperanza, en un país soberano que el imperio pretende quitarnos.

Esta distorsión puede tolerarse entre personas sin formación, pero sería una herejía intelectual que gente con una cultura general básica, hoy no sepa distinguir.