• jueves 28 de noviembre de 2013 - 12:00 AM

Ciudadanos adormecidos

-¿Y usted por quién votará para presidente en las elecciones de 2014?, inquiero al taxista.

-¿Y usted por quién votará para presidente en las elecciones de 2014?, inquiero al taxista.

-Por Martinelli, responde.

-Martinelli no es candidato, corrijo.

-No importa: voto por quien él apoye, por un candidato oficialista.

-Hay muchas denuncias de corrupción, de sobrecostos, adiciono.

-Es cierto, pero este Gobierno roba, pero hace. Los demás robaron también, pero no hicieron nada.

Ante semejante argumento, reflexiono: esta sociedad está enferma. Se habla de Primer Mundo como mentolatum, y resulta que las prácticas cotidianas son de quinto mundo. El crecimiento económico es eficiente, no obstante, el accionar político y la gestión pública son deprimentes, y una buena parte de la sociedad se baña sin ningún remordimiento en el clientelismo, y hasta le ofrecen lecciones a los politicastros/as.

‘Adhemar, rouba, mais faz’, es la consigna de un político brasileño, Adhemar de Barros, quien materializó y alardeó de una frase acuñada por un adversario político. Cobra vida en el Panamá contemporáneo de sobrecostos, contrataciones directas y comisiones ilegales.

Para qué mentir, don Adhemar. Siéntese en su sillón, y limpie las calles, recoja la basura, pinte los edificios, construya otros, y emparche la carretera. Si hace algo, será aplaudido, incluso puede ser hasta condecorado por la población, y tiene licencia para saquear. Saquee, pero haga. No como esos inútiles que no hacen ni roban, o que solo roban o hurtan -que no es lo mismo- o que roban sin echar ni un quintal de asfalto sobre la vía.

Como describió Pink Floyd, la masa estará ‘confortablemente adormecida’, y no se percatará de que algo bueno se está moviendo, y que parará a tu bolsillo en Suiza. Allí todo es muy dulce, las cuentas bancarias con códigos secretos, y el chocolate en barra.

Es fácil salir al paso de los sediciosos, Adhemar. Los acusas de andarse ‘con dimes y diretes’, bochinches, chismes, murmuraciones, cotilleos, enredos, líos, patrañas, cuentos, chirimbolo, trasto, bulo, gallofa, falsedad.

El manual de Adhemar no tiene perdedero. Lo único es que él lo admitió en público, en sus carteles y en sus volantes, y hoy es aún más fácil, pues uno puede simular que no está robando, que quien grite ladrón puede ser llamado opositor o ser postulado para la cadena perpetua, recordarle cómo pueden quedar sus dientes o con qué plata nacen sus hijos.

A nadie importa el ladrón, ni el de Shakira ni de aquellos de los que fue víctima Alí Babá: la mayoría de la población panameña fue seducida, y ‘está confortablemente adormecida’.

*FILÓLOGO Y PERIODISTA