- viernes 25 de agosto de 2023 - 10:05 AM
En el caso de Estrella, un reconocimiento esperanzador y atinado
Ya es muy común observar la pasividad de los espectadores mientras se dan actos que riñen con la paz y las buenas costumbres. Hace poco nos conmovimos con una pelea callejera protagonizada por un ciudadano y una persona que se dedica al ofrecimiento de los servicios sexuales. Al analizar los distintos videos quedé con sabores agridulces sobre lo acontecido.
La verdad absoluta del suceso solo la conocen los protagonistas, pero lo que sí es cierto es que una vez más se evidencia la falta de tolerancia, el descontrol de las emociones y a unos testigos que más parecían disfrutar de los acontecimientos. Entre gritos de recriminación ambos protagonistas daban pistas del porqué de ese hecho bochornoso.
En esos momentos entraron en escena las emociones desbordadas. Es allí donde los resultados pueden ser fatales. Dicen los sicólogos que en ese momento el ser humano carece de la razón lógica y puede adoptar posiciones muy peligrosas. En el sitio virtual COACHINGPARASERFELIZ.ES se reconoce que: “Cuando las emociones toman el control, nuestro cerebro se ve limitado en su capacidad para tomar decisiones lógicas y racionales. Nuestra atención se enfoca en la emoción en sí, restringiendo nuestra habilidad para considerar soluciones efectivas. Las reacciones emocionales impulsivas pueden resultar en consecuencias negativas a largo plazo, por lo que es importante aprender a manejarlas para evitar la pérdida de control en situaciones desafiantes.
La influencia de las emociones en la toma de decisiones puede ser perjudicial si no se manejan adecuadamente. Nuestro cerebro se ve limitado a la hora de encontrar soluciones efectivas y nuestras reacciones impulsivas pueden tener consecuencias negativas a largo plazo. Es necesario aprender a controlar nuestras emociones para evitar perder el control en situaciones desafiantes.” Fin de la cita.
¿Por qué las personas se mostraron indiferentes frente al suceso? A diario somos testigos de peleas callejeras donde muchas veces los estudiantes son protagonistas. Dentro del público cercano a los hechos habrá amigos de la pareja de gladiadores que en ese momento se agarran a golpes por alguna nimiedad. Mientras cada barra anima a su pupilo se escuchan los golpes y aparecen los moretones. “¡Dale duro, no lo sueltes… pégale en la cara… somételo!”, son expresiones que salen de la garganta de los testigos que gozan con lo que ven.
Pregunto… ¿se pueden considerar a esos animadores como amigos? ¡Claro que no… si estuviera en los zapatos de uno de los boxeadores mi actuación sería distinta! “¡De eso hablo en mi libro sobre Caminando con el miedo… Confesiones de un Epiléptico!” Una vez alguien me retó a pelear por un amor de adolescencia y me parece que di una gran lección a esa barra que me animaba y a mi contendor. Si quieren saber más sobre esto ¡compren el libro!
A quienes cursan estudios de secundaria, en la mayoría de las veces, se les tilda de revoltosos, cierra calles y de irresponsables. En el caso de Estrella fueron tres los estudiantes que demostraron a Panamá y el mundo la cara de la humanidad. Son los graduandos Leonardo Valdés, Yoselin Torres y Francisco Aguirre. Ellos intervinieron para frenar la riña callejera. Hoy Estrella lucha por la vida en el hospital Santo Tomás mientras que el ciudadano partícipe de esta pelea fue sometido por los estudiantes y detenido por las autoridades.
En este comentario deseo reconocer la iniciativa de la Policía Nacional al premiar a estos tres educandos que hoy hacen la diferencia frente a una sociedad enferma. No sé de dónde partió la idea de este reconocimiento, pero allí estaban el ministro de Seguridad Pública, Juan Manuel Pino, así como el director de la Policía Nacional, John Dornheim, el subdirector general, Simón Henríquez y miembros del Directorio Policial.