- lunes 02 de mayo de 2016 - 12:00 AM
El candidato de Movadup
La Coordinación Nacional del Movimimiento de Adecentamiento de la Universidad de Panamá (MOVADUP), desea aclarar a quienes nos preguntan: ¿A cuál candidato apoyan?: ‘Nunca el MOVADUP ha actuado en función de favorecer ninguna candidatura. Sencillamente, no podemos, ni debemos, ni queremos hacerlo.
Al proclamar nuestro documento fundacional (la Declaración de Santiago) optamos por la crítica de todo el sistema electoral de la Universidad de Panamá (UP), pues sanciona la reelección, se basa en una ponderación discriminatoria, propicia el clientelismo y la compraventa de votos, se hace de la vista gorda ante las irregularidades electorales y, últimamente, hasta desaparece del padrón a personas con derecho a sufragar. ‘Además de los problemas que tiene de origen, todo el proceso electoral universitario está viciado con la parcialidad explícita del rector'.
Gustavo García de Paredes, en su memorable discurso de rendición de cuentas, televisado y ampliamente difundido por los medios, dijo claramente que ‘la oposición es mala, una basura.' Entonces, cualquier candidato que se reivindique de oposición no solo debe plegarse a las falencias sistémicas y tratar de lograr los votos aceptando condiciones humillantes o desvergonzadas, sino que debe enfrentarse al favoritismo del rector y su administración… En un frenesí inconfesable, su administración ha puesto todo el aparato universitario al servicio del oficialismo.
Nombra personal docente sin cumplir los requisitos y ‘equipara' salarios sin exigir calidad, reserva puestos a acusados de narcotráfico, otorga tiempos completos según convenga…
No es para menos: una derrota electoral debilitaría mucho su posición para enfrentar los procesos judiciales que lo cercan y contra los cuales se atreve, con enorme osadía, a esgrimir la autonomía, principio sagrado del que se olvidó ante las tragedias de Changuinola, San Félix y Colón, en las que el pueblo panameño sufría y moría...
MOVADUP no tiene candidatos, ni le interesa tenerlos. Confiamos que en esto no nos equivocamos: primero hay que limpiar la casa, y solo al pueblo panameño, su legítimo y único dueño, le asiste el derecho y deber de barrerla y fumigarla.