- martes 08 de marzo de 2016 - 12:00 AM
Las caídas siempre son necesarias
Por alguna razón desconocida, no nacemos caminando. Al recién nacido le toma tiempo fortalecer los músculos, pero algo más demora en confiar en moverse solo. Mientras tanto, dependemos de los amorosos brazos de papá y mamá, hasta que damos el primer paso, suceso celebrado con festejos y comilonas.
El principio regirá tu vida hasta el final, simplemente porque si hay algo seguro, es que los tropezones son más frecuentes de lo que supones. Uno se cae por inercia; por accidente, por errores de cálculo, o por terquedad. Y te tendrás que levantar por hidalguía, valentía, por disciplina, por pundonor, o por no tener otra opción.
Los pies son la parte del cuerpo habilitada para estar en contacto permanente con el suelo. El día que el corazón o la cabeza ocupen esa posición, caminaremos postrados, con la mirada hacia piso, temerosos de dar la cara al sol. No hay caminos por transitar que estén libres del riesgo de la caída. Hay un gran mérito en reconocer el inicio del camino y la meta final a la que queremos llegar.
Pero lo hay de más, si estamos preparados para superar los obstáculos que se nos presenten. La vida sin tropiezos es como un platillo ostentoso, sin condimentos ni sabores. Llamativo a la vista, pero simple en su sabor. ¿Los triunfos sin dolores ni sufrimientos, serían el resultado de un pensamiento lógico?. Sería como aceptar que si se empieza de determinada manera, el éxito siempre se hará presente.
Nada como levantarse solo, respondiendo al clamor de nuestra voz interna. Es ese el ‘último aire' que el atleta se arranca del alma, quien lo dejará todo en la cancha. ‘Arriba', se dice enardecido el boxeador, sin piernas ni brazos para continuar, pero listo para disparar el golpe final.
En estos tiempos, no es fácil permanecer de pie, ni tampoco lo es pararse, si te toca besar la lona. Los fuertes lo son porque rehúsan claudicar; los débiles lo son porque esperan confiados que alguien llegue en su ayuda. Mantenerse pasado es un fenómeno de la física natural, quedarse inamovible es la reacción propia del fracasado.
Abogado
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Uno se cae por inercia; por accidente, por errores de cálculo, o por terquedad