Con el cuento de que hay austeridad y que no hay plata este año serán las navidades más tristes que he visto en décadas. La Navidad de la invasión en 1989 fue complicada pero las familias celebramos con lo que teníamos y como pudimos. Hubo mucha solidaridad entre vecinos y se trató de compartir esperanza con quienes habían tenido pérdidas económicas o trágicas. Durante las navidades del COVID en el 2020, la cuarentena nos mantuvo encerrados en casa lo que significó que se compartió en familia o con los más allegados.
Ahora, en pleno 2024, por donde mire o con quien hable solo hay desgano, falta de espíritu navideño y muy poca alegría. Ni los niños que conozco están entusiasmados.
El corregimiento de Bella Vista que siempre se ha distinguido por su alumbrado navideño el cual históricamente ha sido una colaboración entre la Junta Comunal y la Alcaldía de Panamá, aunque sean partidos políticos diferentes, este año está triste y deslucido, por lo cual hay muy poco movimiento económico en el área que rodea nuestros parques. Solo se salvó el Parque Urracá.
La improvisación ha sido evidente y el tardío encendido del árbol navideño en vía Argentina según lo leído en las redes y lo que presencié, era una fiesta de adultos, no un evento familiar y menos para niños, que casi no había.
La capacidad organizativa es algo que se tiene o no se tiene. Organizar eventos no es algo fácil y hay gente que estudia ese tema.
A partir de hoy, tiene 11 meses para organizar el alumbrado 2025, a ver si logran algo del Bella Vista soñado que nos prometieron.
