- viernes 16 de mayo de 2014 - 12:00 AM
Bajos instintos
‘Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena’, Mahatma Gandhi. Parece irónico el anuncio de que el pasaje del Metro de Panamá será de 35 centésimos. Una situación que a todas luces forma parte de un juego políticamente diseñado con saña y mala intención. Finalmente, la maldad toma forma de ser humano y descaradamente su alma devela su veneno.
El ego y la avaricia alimentan el espíritu de personas, que sin el menor escrúpulo son capaces de bailar sobre la necesidad y la miseria humana para generar riquezas y ansias de poder.
El pueblo panameño no es ladrón, por el contrario, muestra virtudes como la solidaridad, el sentido común y la facilidad de adaptación en entornos complicados. Características que por momentos confunden a los ‘Maquiavelos del Caribe’, quienes creen que sus genes de piratas, los convierten en estrategas de la política popular.
La conducta humana suele ser más compleja cuando se mezcla la humedad con la alta temperatura. El efecto que produce es variado entre cada persona; por ello, el lenguaje corporal y la conducta frente al azaro, dibuja sin reparo la malicia en el semblante.
El circo en Panamá nunca ha sido un gran negocio. En esta parte del mundo se valora más el cine y la historia corta. Al panameño le fascina la novela, porque al ver su primer capítulo, sabe de antemano cómo será el final. Sin embargo, se entretiene viendo los ‘culebrones’ de Televisa y Telemundo, porque parten de un concepto previsible. No obstante, disfruta en demasía el control de la trama, aunque por momentos pierda el hilo del asunto.
Los mensajes subliminales entre el presidente saliente, Ricardo Martinelli, y el asesor político Demetrio Papadimitriu capturan la atención de la teleaudiencia, quienes comprenden con toda claridad que ‘donde hubo fuego, cenizas quedan’.
La sabiduría popular demostró su arraigo en Panamá, dejando por sentado la capacidad de decidir su propio destino.
* Periodista