En el ámbito del derecho penal, las figuras de autor, coautor, cómplice y encubridor juegan un papel fundamental para establecer la responsabilidad penal en relación con la comisión de un delito. Estas figuras reflejan diferentes grados de participación en la conducta delictiva y son esenciales para la correcta aplicación de la justicia penal.
El autor es la persona que realiza directamente la acción delictiva, siendo quien lleva a cabo el hecho punible. En términos generales, es quien ejecuta el delito de manera primaria y es considerado el principal responsable. El coautor, por su parte, es quien, de manera conjunta con el autor, participa de manera directa y en la misma dimensión en la realización del hecho delictivo. Ambos comparten la misma intención criminal, y su participación es determinante para la consumación del delito.
El cómplice es quien, sin realizar directamente la conducta delictiva, contribuye de alguna forma a su ejecución, ya sea facilitando los medios, proporcionando información o apoyando al autor en su actividad criminal. A diferencia del coautor, su participación no es tan activa ni esencial en la ejecución del delito, pero sí relevante para su realización.
Finalmente, el encubridor es quien, después de la comisión del delito, colabora para ocultar la responsabilidad del autor, ayudando a evadir la acción de la justicia.