- viernes 08 de septiembre de 2023 - 1:14 PM
El árbol llamado Neblina
En el terreno de mis abuelos en el interior había un hermoso árbol cuando ellos empezaron a construir su casa de retiro a mediados de los años 60; como buenos capitalinos no tenían idea que tipo de árbol era y nadie les dijo o advirtió nada sobre el tema. Por las fotos puedo calcular que ya era un árbol de unos 5 a 6 metros de altura.
Pasaron los años y las raíces empezaron a crecer tanto que mis abuelos mandaron a cortar la que iba hacia la casa que estaba a unos 8 metros del tronco. Mis abuelos murieron y casi nadie iba a la casa, eso sí, vacacionábamos en fiestas patrias y carnavales, por ejemplo.
Pasaron unos 20 años y las raíces ya eran un problema más que evidente pero mi familia no se podía de acuerdo en qué debíamos hacer: la nostalgia de algunos ganaba a la razón, además cortar el árbol tenía un costo de varios miles de dólares, se necesitaban profesionales y permisos.
Lamentablemente ya los daños a la casa eran más que evidentes y muy costosos de reparar: pisos levantados o hundidos, cañerías rotas, puertas que casi no abrían y hasta el tanque séptico fue afectado. Nada podía repararse bien si no se cortaba el árbol primero.
Este año lo hicimos, el corotú tan lindo y famoso entre mis amistades al que habían bautizado como Neblina, demoró 3 días en caer bajo las sierras de un equipo de profesionales. No fue barato y el permiso decía algo así como urgencia notoria o justificada.
Ante la tristeza lo único bueno es que doné toda su madera a media docena de artesanos y ebanistas. Sus semillas fueron repartidas para hacer bisutería étnica y yo me quedé con varias de ellas, así como con algunas tajadas y tuquitos como recuerdo.
Neblina no será olvidada y su legado estará en muchos hogares, RIP.