- martes 08 de agosto de 2023 - 10:02 AM
Los abusos en la proliferación de grupos de chats
Lo primero… es lo primero. Ayer no pude descansar como se debe. Fui uno de los que se dejó llevar por la credibilidad de varios medios nacionales e internacionales que dieron la noticia. Dentro de mi archivo mental se encuentran tres artistas de la composición y el canto que los han matado por las redes sociales y los medios. El primero fue Rubén Blades… el segundo Cutito Larrinaga y ahora, José Luis Perales. En la clase hablo siempre de verificar, comprobar, medir, observar. Por esta condición de docente y de buscar ser el ejemplo, ayer me dije… ¡váyase por la orillita…échese tierra y entiérrese, tal como lo dice el narrador Eric Espino en las transmisiones de béisbol! La gente dirá que, así como yo… otros cayeron en el mismo error, tanto nacional como internacional. ¿Qué hacer en situaciones como esta? ¿Dejarse llevar por aquello de la primicia y no darle paso a la malicia? Me prometí no caer más en este bochorno como educador de futuros periodistas. Dije que una información de esta naturaleza la difundiré cuando vea al muerto en un ataúd o mejor, cuando lo entierren. Ahora, también pensé en eso llamado catalepsia. Este fenómeno se define como… “Accidente nervioso repentino, de índole histérica, que suspende las sensaciones e inmoviliza el cuerpo en cualquier postura en que se le coloque.” En pocas palabras es cuando la persona que velamos la creemos muerta. Resulta que se han dado casos de seres humanos que en pleno velatorio se levantan. También hemos escuchado de exhumaciones donde pareciera se repite el mismo escenario. Por donde lo vea siempre habrá el riesgo de caer en escenarios como los de ayer donde matamos a una persona que, como dice Katleen Levy… estaba vivita y coleando. Desde ahora, a José Luis Perales se le conocerá como el Lázaro moderno.
Ahora vayamos a los abusos en la conformación de grupos de chats. Tengo gratos recuerdos en el aula del periodista Christian Sánchez. Hace un par de semanas me pidió que lo sacara de la lista de personas que reciben mis análisis, pero días atrás me solicitó permiso para agregarme a un grupo donde él era el administrador. Le pregunté sobre quiénes estarían en él y me contestó que serían muchos periodistas y comunicadores. En ese momento le comenté que no parecía apropiado otro cuando ya tenemos como cinco donde se repiten las mismas personas. Frente a esto el hombre, así como me incluyó, me eliminó. Más o menos el mismo fenómeno como con José Luis Perales… lo matamos y a los segundos lo resucitamos. Y lo digo con mucha seriedad y propiedad… en internet existe eso que defino como entornos viciados. A cualquiera se le ocurre abrir un grupo para que usted forme parte de él y cuando va a ver los participantes… se encuentra con ese escenario repetitivo. Pero ¿qué anima a la gente a abrir grupos como la grama que crece en el planeta? Pueden ser dos objetivos… el más sano sería la apertura de otra ventana de comunicación y la otra mantener el control de un sistema donde usted puede quitar y sacar. Considero que una persona que administra un grupo de chat debe ser justa, equilibrada, sensata, democrática, madura, inteligente y sabia. Al colega Sánchez lo he leído en varias ocasiones. Es una persona que se exalta cuando de política se trata y en algunas ocasiones, lo hace perder la ecuanimidad. Es una persona valiosa, pero, desde mi punto de vista estratégico, considero que debe controlar las emociones.
Y ya la palabra chat es reconocida por los rectores de la lengua española. La define como: “Intercambio de mensajes electrónicos a través de internet que permite establecer una conversación entre dos o más personas.” Cuando inicié en este mundo de la mensajería electrónica me fascinaron algunos mensajes que recibía. Con una muy buena intención los reenviaba creyendo que era uno de los pocos en recibirlo. ¡Sorpresa… resulta que muchos ya tenían meses y años de andar navegando por la red! En la actualidad pasa igual… es muy común que reciba el mismo mensaje de diferentes emisores. ¿Qué hago con esa situación embarazosa? Contesto con un simple gracias, pero no le voy a matar las buenas intenciones a ese ser humano que quiso compartir algo que para él era nuevo. Me parece que eso forma parte del protocolo cuando usamos la red. Existen otros cibernautas que no perdonan cuando reciben el mismo meme o video… te mandan un para atrás y de paso le agregan la imagen de una señora que dice…. “Eso ya lo mandaron.” Por lo menos esa respuesta es decente… También han sacado a un señor que pareciera venir de ultratumba… Su retórica consiste en esta frase…. “¡Ahuevao… eso ya lo mandaron! ¡La palabrita puede resultar hiriente, pero eso lo que hacemos en las redes… webiar…! Abrazos y ofrezco mis disculpas por la peralada de ayer… El cantante de “¡Cómo es él!” sigue entre nosotros. ¡Y vaya… los de mi generación sufrieron mucho por la noticia! Varios de mis seguidores lloraron y hubo una dama que prometió hacerle una misa… De nuevo… como decía Javier Solís… “¡Si en algo les fallé… perdón!”.