- lunes 14 de octubre de 2024 - 11:00 PM
El pasado 7 de octubre se cumplió un año de la agresión militar israelí contra Gaza, la cual se ha convertido en un verdadero acto de genocidio contra su población civil (70% de las víctimas fatales han sido niños, mujeres y ancianos). El 5,4% ha sido asesinada o ha muerto por hambre o falta de atención médica; así como también murió personal humanitario, trabajadores sanitarios y periodistas. El 80% ha sido desplazada de sus hogares. Las dos terceras partes de su infraestructura ha sido dañada, lo cual incluye casas, hospitales, escuelas, así como la red de abastecimiento de electricidad, agua, comida o medicamentos. El 80% de la tierra cultivable ya no puede ser utilizada, haciendo depender a la población, totalmente, de la ayuda alimentaria externa. Sin embargo, por las restricciones a su ingreso por parte de los militares israelíes, el 96% de la población pasa hambre, y medio millón de personas pasan varios días sin comer, haciendo uso, Israel, del hambre, como arma de guerra. Todos estos actos constituyen violación flagrante del derecho internacional humanitario.
Las grandes potencias han sido cómplices de Israel en este genocidio, con la ayuda militar cuantiosa que le proporcionan, así como también con la paralización que han propiciado de resoluciones de alto el fuego al seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no obstante que organismos especializados como Unrwa están dando el todo por el todo, en lo que se refiere a ayuda humanitaria. A diferencia de la “ternura de los pueblos” expresada en las calles de las principales ciudades por miles de manifestantes y en los cientos de campamentos de jóvenes que proliferaron en las universidades de todo el mundo, en rechazo a la “limpieza étnica” que se ejecuta en Gaza y en toda Palestina.
Preocupa no solo que Dante Alighieri se haya quedado corto con su descripción del infierno, ante las imágenes reales de lo que acontece en Medio Oriente, sino también el sadismo con que soldados israelíes ejecutan actos contra la población palestina y las iniciativas empresariales de convertir la guerra en “entretenimiento”.
De allí que Petro en Naciones Unidas haya señalado que “si muere Gaza, muere la Humanidad”. Ante tanta normalización de la violencia que se vive en el mundo, rescatemos la empatía, porque, como dijo recientemente el colega Alejandro Román: “Todos somos el prójimo”.