- sábado 15 de marzo de 2025 - 12:00 AM
Comprobado, como nos enseña la historia, que fue con la unidad sin fisuras de la nación como se logró culminar la histórica lucha para recuperar la soberanía sobre todo nuestro territorio y asumir el control de la operación del Canal, primero con la firma de los tratados Torrijos-Carter y finalmente con la devolución de todas las tierras y estructuras de la antigua Zona del Canal y el traspaso de la administración del propio canal, ese antecedente debe servirnos para enfrentar el nuevo reto que nos imponen las ambiciones imperialistas del recién reinstalado ocupante de la Casa Blanca, que debemos tomar con la mayor seriedad y preocupación y enfrentar con la mayor decisión.
En esa lucha que se avecina, será importante desmentir los infundios que, aunque se diga y se demuestre que son invenciones, sigue repitiendo Donald Trump; pero eso no evitará y mucho menos impedirá que siga profiriendo la amenaza de “retomar físicamente el canal”, enviando tropas a Panamá. Esas bravatas, aparte de cumplir su patrón varias veces ensayado de intimidar para obtener “otras concesiones”, le sirven para seguir vendiéndose como la encarnación y el adalid del nuevo imperio que prometió a sus seguidores y para desviar la atención de los efectos contraproducentes que comienza a tener su guerra arancelaria.
Lo que verdaderamente contará para alejar y vencer esos avances imperialistas es nuestra respuesta que, antes que retórica, debe enviar un claro mensaje, hacia el norte y hacia el mundo, primero, de que como ocurrió a lo largo del siglo XX, la nación panameña está unida en la lucha por la defensa de su soberanía y, segundo, sustentar ese mensaje con una estrategia para consolidar el respaldo internacional a nuestra integridad territorial y a nuestro derecho inalienable de administrar, sin interferencias, la vía interoceánica.
Para darle impulso al primer objetivo, sin mayores dilaciones, debe integrarse un “Gobierno de Unidad Nacional”, auténticamente representativo de todos los sectores y corrientes de la sociedad panameña y para encausar el segundo, convocar a un “Gran Congreso Nacional” en el que se acuerde la mejor estrategia para proyectar al mundo el sentido y justicia de nuestra lucha.