- jueves 15 de mayo de 2025 - 12:00 AM
Lágrimas, gritos de aliento, agradecimiento y flores. Los uruguayos comenzaron a despedir ayer miércoles a José Pepe Mujica, el exguerrillero que llegó a presidente de su país y se convirtió en referente de la izquierda latinoamericana, fallecido a los 89 años.
Cultor de un estilo de vida austero, acorde a su discurso anticonsumista, Mujica cumplió con su voluntad al morir el pasado martes en su modesta casa de la periferia de Montevideo acompañado por su esposa y exvicepresidenta uruguaya Lucía Topolansky. Le habían diagnosticado cáncer de esófago un año atrás.
El presidente Yamandú Orsi, su delfín y quien anunció su fallecimiento el martes, encabezó junto a Topolansky el cortejo fúnebre que partió de la sede de la Presidencia y unas tres horas después llegó al Palacio Legislativo.
“Afecta la pérdida de un amigo, un compañero”, pero ver a “viejos, niños, jóvenes demostrando ese afecto y esa despedida, es un rebote de sentimientos que reconforta”, dijo Orsi tras terminar el cortejo y presenciar las primeras horas de velorio público en el Salón de los Pasos Perdidos del Parlamento.
Apostados a ambos lados de la avenida 18 de Julio, la principal de Montevideo, los uruguayos se agolparon para despedir con sobriedad a su líder al paso del ataúd colocado sobre una cureña fúnebre tirada por caballos. “¡Gracias, Pepe!”, gritaban algunos de los presentes. Otros lloraban.
En su mandato (2010-2015), el exguerrillero se caracterizó por romper esquemas. A su discurso llano, estilo campechano y alejado del protocolo, el izquierdista sumó durante sus años de presidente reformas que marcaron al país de 3,4 millones de habitantes.
La más novedosa fue un inédito plan para la regularización de la marihuana, que puso al Estado a manejar desde la producción hasta la comercialización del cannabis.