Burros de Africa en riesgo por la medicina china

Supuestas propiedades curativas de la piel de especie desatan peligrosa fiebre
  • domingo 26 de febrero de 2017 - 12:00 AM

FAUNA

D espués del rinoceronte por su cuerno y el elefante por los colmillos, una nueva especie mucho menos exótica sufre en África los estragos de la demanda asiática: el burro, cada vez más codiciado en China por unas pieles a las que atribuyen propiedades curativas.

Ante la escasez de burros en el mercado nacional debido a la sobreexplotación, los chinos recurren al continente africano para disponer de pieles de este equino y poder seguir fabricando "ejiao".

Obtenido de hervir la piel y vendido en polvo o en tabletas, el "ejiao" es una gelatina utilizada en la medicina tradicional china para prolongar la vida y mejorar la piel y las prestaciones sexuales cada vez más popular entre la creciente clase media.

Debido a la popularidad de estos cuadrúpedos en las zonas rurales, y a la porosidad de unas aduanas a menudo corruptas, África es uno de los caladeros preferidos de los comerciantes chinos que importan masivamente pieles para fabricar ese producto milenario.

"Los efectos en las comunidades rurales son devastadores. Los burros son fundamentales para que la gente transporte leña o agua, para la agricultura", cuenta Ashley Ness, inspectora de la Highveld Horse Care Unit, que combate las matanzas ilegales de equinos en Sudáfrica.

Estas redes obtienen los animales robándolos a sus propietarios o los adquieren de dueños necesitados de dinero rápido. Una piel de burro entera como una alfombra, sin agujeros o jirones, puede venderse en China por 500 euros.

"Muchas veces dejan abandonados los cuerpos y la carne", afirma Ness. El transporte desde Sudáfrica se hace habitualmente por barco desde el puerto de Durban y sin ningún control aduanero. Países como Níger o Burkina Faso prohibieron en 2016 exportar pieles de burro a China después de que decenas de miles de equinos fueran sacrificados por sus pieles. Otros gobiernos, como los de Kenia y Botsuana, han optado por abrir criaderos para suplir a China de burros de forma legal. Una de las zonas más afectadas por la fiebre de la piel de burro es el sur del continente.

La Policía sudafricana confiscó en enero en una propiedad del este de Johannesburgo las pieles de unos 3.500 animales, la mayor cantidad intervenida hasta ahora, en una operación que permitirá avanzar en la lucha contra las mafias dedicadas al tráfico. "Cada semana durante todo el año pasado un camión venía y cargaba pieles", cuenta Ness, que recibió de vecinos la denuncia que llevó a la captura.

Según Ness, entre 1.500 y 3.500 pieles de burro salieron cada semana en camiones durante 2016 de ese lugar, en el que se encontró a dos ciudadanos chinos que son investigados por la Policía. La mayoría de las pieles carecían de documentos que probaran su procedencia o que los animales hubieran sido sacrificados según las regulaciones vigentes.