El río Arno de Florencia, Italia: Sus secretos, ¿verdades o leyendas?

- lunes 29 de marzo de 2021 - 12:00 AM
Muchas personas, entre estos los mismos florentinos, no saben que el río Arno esconde un pasaje secreto justo en el medio de la majestuosa ciudad de Florencia y creen que es una leyenda.
Pero leyenda no es, entonces acompáñame a viajar por los misterios de la ciudad del renacimiento.
En 1875, a las orillas del río (que atraviesa la ciudad) se construyó un taller hidráulico en el barrio de San Niccolò, proyecto de Raffaele Canevari y Luigi del Sarto, destinado a la elevación y producción de agua potable para distribuirla a todos los grandes alcantarillados que atraviesan la ciudad.
Es un paso subterráneo que une a la ciudad de Florencia, el río Arno y su acueducto. Un enlace que se fortaleció durante los años de la unificación de la República de Italia y específicamente durante la ampliación urbanística de la ciudad por parte del arquitecto Giuseppe Poggi.
Pocos florentinos saben que para la construcción del acueducto se construyó un túnel subterráneo al lado del río, a la altura de la represa de San Niccolò. El pasaje pasa por debajo del Arno y luego sale por la orilla opuesta, a la altura de la Torre Vecchia della Zecca, ambos lugares puntos muy conocidos de los barrios de la ciudad de Florencia.
El 3 de junio de 1877, día de la inauguración del acueducto, la ciudad celebró una grande fiesta. En el Arno había (en ese entonces) barcos iluminados con antorchas, por las calles se escuchaba la música de la banda militar y los florentinos tuvieron la oportunidad de cruzar el túnel, comprando un boleto por 25 centavos de liras, que fueron donados para pagar a los niños de escasos recursos para que realizaran sus vacaciones a las playas de los litorales italiano. Maravilloso acto de solidaridad, que vieron a 4000 ciudadanos que vivieron esta experiencia única: ‘cruzar el río de un lado a otro sin mojarse ni una gota' así registró la crónica de aquella época.
En 1956 se construyó el actual acueducto de Anconella y se abandonaron definitivamente las estructuras hidráulicas de San Niccolò y el pasaje subterráneo. El túnel subterráneo aun existe, pero no sabemos si está parcialmente inundado o completamente intacto. Siendo este el verdadero misterio de nuestra ciudad.
Hay una historia, una anécdota sobre el túnel… y esto también no es leyenda.
En la década de 1950 pasó un episodio un poco inquietante. Seis jóvenes florentinos, durante un paseo en una cálida tarde de primavera, a la altura de ‘Fosso della Gamberaia', encontraron la entrada que conectaba con el túnel. Atraídos e impulsados por la curiosidad, decidieron entrar en esa galería tan oscura, armados con antorchas e iniciaron el camino sin saber adonde los conduciría este viaje misterioso.
A un cierto momento encontraron el cadáver de un fascista que aun tenía en el bolsillo la daga con la decoración de cabeza del águila (la cabeza de águila es un símbolo usada por el fascismo y sus milicias) y en su cuerpo, una serie de balas que le habían atravesado el pecho. El cadáver fue encontrado en excelente estado de conservación, pero el miedo de los chicos fue tan grande que empezaron a correr y sin darse cuenta salieron a la Torre delle Zecca Vecchia. Sin querer, recorrieron todo el pasaje subterráneo de una orilla a la otra del río Arno.
El miedo de haber hecho algo prohibido era tan grande que ninguno de los seis chicos contó a nadie lo sucedido. Solo uno de ellos, casi al borde de la muerte, cuenta el episodio aun periodista del periódico La Nazione, muchos años después.
En los últimos años algunas figuras políticas han cruzado el pasaje, como Matteo Renzi en la época en que ocupó el puesto de alcalde de la ciudad de Florencia, pero la existencia de este túnel queda desconocida para la mayoría de los florentinos.
Creo que podría ser una atracción para los propios habitantes y para los turistas que visitan la ciudad de Florencia, si, tan solo se pudiera restaurar. Una Florencia subterránea, que no es una leyenda, mas bien una experiencia única que todos podríamos apreciar y de seguro disfrutar.