Joven mata a su familia a hachazos en exclusivo barrio
- jueves 19 de junio de 2025 - 9:30 PM
Un joven de 22 años fue arrestado tras asesinar a su madre, padre y hermano menor con un hacha, dentro de su residencia. El crimen ha provocado una oleada de conmoción en todo el país, no solo por la brutalidad del ataque, sino por haberse registrado en una zona que simboliza la vida de élite.
Los hechos ocurrieron pasadas las 2:30 de la madrugada. Vecinos del vecindario alertaron a la policía luego de escuchar gritos de auxilio y golpes violentos provenientes de la vivienda. Cuando las autoridades llegaron al lugar, encontraron una escena de terror: tres cuerpos sin vida, con múltiples heridas profundas, y al agresor, aún empapado en sangre, sentado en el suelo de la cocina con el arma homicida en las manos. Los oficiales lo detuvieron sin que opusiera resistencia. Testigos aseguran que el joven estaba en estado de shock, murmurando palabras sin sentido y con la mirada perdida.
La familia era conocida en círculos sociales y empresariales. El padre era un abogado corporativo de alto perfil; la madre dirigía una fundación dedicada a la infancia en situación de riesgo, y el hijo menor, de solo 14 años, estudiaba en uno de los colegios más caros de la ciudad. Todo apuntaba a que eran una familia ejemplar. Las autoridades no han revelado aún un posible motivo del crimen, pero se conoció que el agresor recibía atención psicológica desde hacía meses por episodios de ansiedad severa y pensamientos paranoides.
En las horas posteriores al crimen, los medios retomaron con fuerza el recuerdo del caso Van Breda, ocurrido en 2015, cuando otro joven de clase alta mató a su familia con un hacha en una mansión de lujo. Ese caso marcó un antes y un después en la percepción de los crímenes domésticos cometidos por hijos de élite. Ahora, diez años después, el horror se repite.
El crimen ha puesto nuevamente sobre la mesa la discusión sobre la salud mental, especialmente en entornos familiares de alta exigencia y presión social. Algunos especialistas han advertido sobre el riesgo de patologías silenciosas en jóvenes que crecen bajo expectativas muy estrictas o en hogares con problemas ocultos. “Los entornos privilegiados también pueden ser emocionalmente asfixiantes. La violencia no distingue clases”, advirtió la psicóloga forense Letitia Rautenbach.
La comunidad envuelta en esta tragedia, acostumbrada al silencio, los jardines impecables y el ir y venir de vehículos de lujo, amaneció con patrullas, cámaras y cintas de acordonamiento. Varios residentes, visiblemente afectados, expresaron su incredulidad. “Nunca imaginamos algo así aquí. La familia parecía perfecta, muy unida, incluso organizaban cenas con los vecinos”, comentó una vecina.
Mientras los forenses recogen pruebas y la policía interroga a personas del entorno, el caso empieza a adquirir dimensión internacional. Las redes sociales se inundaron de mensajes que van desde el horror hasta el análisis profundo sobre el fracaso de muchas familias para detectar señales de alarma en sus hijos. Incluso ha surgido un debate sobre si las instituciones educativas están preparadas para identificar a tiempo problemas mentales graves.
El joven deberá presentarse ante el tribunal de magistrados esta misma semana, y su defensa ha solicitado una evaluación psiquiátrica urgente. Aunque los fiscales ya formalizaron los cargos por triple homicidio agravado, la condición mental del agresor será clave para definir el proceso judicial.
En Sudáfrica, los parricidios no son comunes, pero cuando ocurren suelen sacudir a la sociedad. Según datos del Servicio de Policía Sudafricano (SAPS), entre 2013 y 2023 se registraron al menos 26 casos similares, la mayoría cometidos por hombres jóvenes entre 18 y 25 años, con antecedentes de trastornos no diagnosticados o consumo de sustancias. Sin embargo, muy pocos de esos crímenes ocurrieron en barrios acomodados, lo que refuerza el impacto social del caso Van Dyk.
Las autoridades piden cautela con la información que circula, ya que todavía se está recopilando evidencia clave. Mientras tanto, tres funerales se preparan en silencio, en un vecindario que aún no despierta del espanto.