Trukity, el lorito guardián de la selva del Darién

un cuento del periodista Gilberto Pérez que trata de un lorito moña amarilla que hizo gran amistad con una lagartija
  • sábado 28 de septiembre de 2024 - 12:00 AM

En el inmenso cielo azul que cubre la selva del Darién vuela el gran Trukity, un loro cariamarilla parlanchín, que con su canto alegra a los animales de la selva. Canta sin parar:

“Soy un lindo lorito que vuela por la selva y a todos hago cantar

Mi canto no desencanta, por eso, canto con alegría, para que todos puedan cantar

Soy un verde lorito que siempre tiene hambre, por eso no dejo de cantar

Mi canto es un encanto que a todos atrapa, y los pone a bailar”

Trukity vive en la copa de un gran árbol, dentro de un nido de comejenes. Su rutina es divertida. Se levanta temprano para posar en la rama más alta y observar los amaneceres. Al contacto de los primeros rayos del sol, sus alas se abren, y se deja caer al suelo. Cuando está a punto de chocarse, aletea y sube como un rayo a las nubes donde canta a todo pulmón.

Su mejor amigo es Mogollo, una lagartija que en ocasiones la lleva en sus hombros para que pueda contemplar la majestuosidad de la selva. Cuando estos dos amigos se reúnen, se pasan horas hablando.

Mogollo le cuenta todo lo que pasa en la tierra y Trukity le narra todo lo que sucede en los árboles.Una mañana, mientras esperaba el primer rayo del sol, escuchó un estruendo. Entonces, observó algo que nunca sus ojos saltones habían visto.

¡Fuego, fuego, fuego!, gritaba una bandada de monos que brincaban por las ramas en busca de refugio. Trukity no sabía a qué se referían. Aquella llama roja que amenazaba con devorar la selva era algo desconocido para él.

Venados, conejos pintados, armadillos, jaguares, tapires y ñeques saltaban y corrían despavoridos. El fuego avanzaba en varias direcciones sin que nadie pudiera detenerlo.

Entonces Trukity tuvo una idea. Recordó que cuando volaba por el cielo observó nubes grises cargadas de mucha agua.

—¿Y si golpeamos esas nubes para que caiga la lluvia?— dijo Trukity.

—Ninguna de las aves de esta selva ha podido volar tan alto como para llegar a las nubes grises— le respondió un sabio búho.

Aunque el plan parecía viable, era riesgoso. Mientras las grandes aves intentaban volar a las nubes grises, Trukity buscó a su amigo Mogollo sin éxito.

El tiempo se agotaba y las llamas seguían acorralando a los animales de la selva.

Armado de valor y coraje, Trukity les dijo a las grandes aves que él volaría a las nubes grises. Un hada madrina, al observar la determinación de Trukity tocó sus alas con su varita mágica sin que él se diera por enterado.

Trukity voló al árbol más alto y se dejó caer. Cuando estaba por tocar la tierra, abrió sus alas y subió al cielo con toda su fuerza.

Subió como un cohete entre las nubes, y mientras ascendía, sus alas brillaban. Y cuando casi sus fuerzas se agotaban, golpeó con su pico a las nubes grises que dejaron caer una gran lluvia que aplacó el fuego.

Trukity se reunió con su amigo Mogollo, y todos los animales celebraron con cantos y bailes aquella hazaña.

Desde aquel día, Trukity se convirtió en un vigilante y defensor de la selva. Si algún día observas a un loro cariamarilla volando entre las nubes, lo más seguro es que sea Trukity, que está vigilando junto a Mogollo su hogar: la selva.

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