- miércoles 20 de agosto de 2025 - 12:00 AM
Junto a una mujer con una memoria histórica nacida en el pueblo de Ocú, tuve la oportunidad de caminar la emblemática Posada de San Sebastián de Ocú, un sitio que llama mucho la atención porque sus paredes, hechas de piedras provenientes de árboles petrificados con pedazos de cuarzo, aún se sostienen intactas desde la década de 1940, constituyendo un atractivo geológico y cultural para la región herrerana; y disfrutar junto a sus habitantes el 52.º Festival Nacional del Manito Ocueño.
En este festival se unen siete sectores, conformando la fuerza viva de esta región, con un solo objetivo: rescatar y preservar las costumbres y tradiciones del campesino azuerense, conocido por su caballerosidad y humildad; y de sus mujeres industriosas, “De la tierra que Jala”.
La imagen del festival, con sus auténticos vestidos, hace gala en una reina y siete princesas de diferentes corregimientos quienes, con gozo, sonrisas y bailes al son del tambor, realzan la belleza y el donaire de esta versión.
Con la realización de estos festivales, Ocú no solo celebra su acaudalada herencia cultural, sino que también se posiciona como un destino turístico en Panamá.
Posee un relicario pedagógico dinámico en la parte folclórica; la fusión de actividades tradicionales, artesanía local, comidas y la hospitalidad de sus pobladores convierten la visita en una experiencia placentera.