Lecciones de El Terrón

El cuento del Martes del 21 de enero del 2020
  • martes 21 de enero de 2020 - 12:00 AM

Más allá de quejarnos por el excesivo poder que los gobernantes le han otorgado a ciertas iglesias, que no deja de ser cierto y doloroso, la historia de El Terrón en la Comarca Ngabe-Buglé nos relata lo vulnerable que nos hace a las personas el abandono y la soledad. Cuentan que es un lugar apartado, donde no llegan los servicios de salud u otros servicios sociales, por lo que al instalarse una iglesia, sus líderes pudieron operar sin necesidad de dar explicaciones o presentar credenciales que explicaran su manera de actuar y sus objetivos.

Así las cosas, estos supuestos pastores podían inventar cuanta aberración quisieran, sin que les detuviera ni Dios. Secuestraron a sus víctimas por días y experimentaron sacrificios nunca imaginados siquiera en la biblia o en películas de Tarantino. Seguramente se escucharon gritos, pedidos de auxilio y las maldiciones de aquel juicio final, pero las autoridades no podían darse cuenta porque estaban lejos de controlar lo que pasaba en el área. Cual explicado ya por varios expertos, son regiones recónditas, que nadie visita, si no es por algún interés.

Lo que salvó a esas personas fue la comunidad, la gente que notó las ausencias, que se percató de que algo extraño pasaba en los alrededores y que la iglesia era más una tragedia que una salvación. Esa es la gran lección, fortalecer los vínculos comunitarios y las alianzas vecinales que hacen la fuerza suficiente. Pero fortalecerlas significa también dotarles de herramientas y recursos tecnológicos que les permitan intervenir a tiempo en situaciones como las que vivimos este mes. Recuerdo a uno de los familiares, solicitando apoyo desesperadamente frente a las cámaras de televisión y decía que había solicitado apoyo a la policía, sin tener respuesta alguna. Esto no puede ser la forma de interactuar con la comunidad, porque son tan pocas las oportunidades de establecer conexión, que cuando se da, debe haber entrenamiento para saber cómo actuar. El mundo crece, la maldad busca nuestras debilidades y nuestra fortaleza es el sentido de comunidad. Esta es una lección para toda la población, para las autoridades y para quienes hacen las políticas públicas. Esperemos haber aprendido.

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