“El enjambre”

Estos maravillosos aparatos que podemos llevar a todos lados para comunicarnos, resultan peligrosos artefactos para esparcir ideas sin regulación alguna.
  • martes 10 de diciembre de 2019 - 12:00 AM

Hace casi un año escribí sobre este libro de Biun-Chul Han y sus observaciones sobre  la interacción social en las redes sociales, pero lo orienté al concepto de “exposición de lo privado”.  Hoy lo retomo para leer sobre el comportamiento colectivo y la inmediatez de lo digital.

Estos maravillosos aparatos que podemos llevar a todos lados para comunicarnos, resultan peligrosos artefactos para esparcir ideas sin regulación alguna.  Es decir; aunque alguien tenga una enfermedad mental, puede realizar descargas emocionales, que se confunden con opiniones. Pero esto no es lo peor, sino la posibilidad de cambiar de nombre, de esconderse detrás de un seudónimo para perpetrar ilimitada cantidad de agresiones.  Es lo que el autor llama Shitstorm.

Siendo que el nombre propio conlleva una responsabilidad y define los niveles de confianza en el individuo, cualquier José podría espetar un “feminazi” sin siquiera afrontar que dice una ignorancia, porque lo permite la plataforma digital. Mientras yo pongo mi nombre para reclamar la complicidad de los estados en gran cantidad de femicidios, este tipo de ente descarga basura para simplificar el fenómeno con su pensamiento retrógrado y denigrar un reclamo legítimo, elaborado a partir de años de investigaciones y pasado por el tamiz editorial.

Es cierto que hay otros, que ni se ruborizan para darnos datos de su identidad, sin prever consecuencias sociales, pero ya han ido aprendiendo que un comentario racista o misógino expuesto en redes sociales puede acabar con una carrera brillante. Los hay quienes aplauden a los anónimos y repiten sus fórmulas, porque sienten representado su sentimiento, quienes se suman a las olas de indignación digital y reproducen barbaridades, hay quienes vergonzosamente lo repiten en casa y lo llevan a discusiones profesionales; todo esto sin escapatoria del “enjambre” al que se refiere el filósofo, y que se comporta caóticamente, destruyendo a la colectividad y deformando a la individualidad, con el coro anónimo de los trolls.

En la era digital, el enjambre actúa por estímulos breves y opera en el caos, a riesgo de extinguirse.  Afortunadamente, aún hay personas que buscan el diálogo y la evolución.

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