[Cuento] El bosque de los amigos
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- sábado 07 de junio de 2025 - 12:00 AM
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de verdes montañas y cubierto de nieblas suaves al amanecer, un bosque lleno de árboles altos, ríos cristalinos y animales muy felices. Este lugar, conocido por los aldeanos como El Bosque de los Amigos, era hogar de criaturas maravillosas que vivían en armonía: osos de pelaje espeso, zorros de cola esponjosa, aves con plumajes brillantes, conejos juguetones y hasta pequeños ratones traviesos. Todos ellos compartían una amistad inquebrantable y un respeto profundo por la naturaleza.
En ese mismo pueblo vivía una niña llamada Valentina. Todos los días, ella pasaba cerca del borde del bosque mientras caminaba hacia la escuela o jugaba con sus amigos, pero nunca se detenía a mirar el bosque, como si el lugar fuera simplemente parte del paisaje. Valentina veía a menudo cómo los animales se asomaban tímidamente entre los árboles, pero pensaba que no había nada especial en ellos.
Un día, mientras paseaba por un sendero de tierra suave, una brisa fresca acarició su rostro, y de repente, escuchó un susurro suave como si el viento hablara: “¡Hola! ¿Me ves?”. Valentina se detuvo, sorprendida, y miró hacia todos lados, buscando la fuente del sonido. No vio nada a simple vista, pero, de repente, una pequeña ardilla de pelaje marrón y ojos brillantes apareció frente a ella, saltando alegremente de una rama a otra.
“¿Quién eres tú?”, preguntó Valentina, un poco asombrada, pero también muy curiosa.
“Soy Susi, la ardilla. Vivo en este bosque y siempre te veo pasar por aquí sin detenerte. ¿Por qué no vienes a visitarnos? Todos los animales del bosque queremos ser tus amigos”, respondió Susi, haciendo un giro rápido en el aire y posándose sobre una roca cercana.
Valentina, con una mezcla de sorpresa y emoción, pensó por un momento y decidió seguir a Susi adentrándose en el bosque. Mientras caminaban por el sendero cubierto de hojas doradas, la niña observaba fascinada cómo los animales jugaban juntos y se cuidaban mutuamente. Los conejos compartían zanahorias frescas, las aves cantaban melodías suaves y alegres, y los zorros guiaban a las pequeñas criaturas del bosque por los senderos ocultos, siempre atentos a su bienestar.
El aire estaba lleno de risas y sonidos cálidos, y Valentina se sintió como si hubiera entrado en un mundo paralelo, uno donde la paz y la amistad reinaban. En ese momento, una tortuga vieja y sabia se acercó a ellos. Su caparazón era grande y lleno de cicatrices de años vividos en el bosque.
“Los animales no solo vivimos aquí, querida niña”, dijo la tortuga con voz profunda y tranquila, “sino que nos amamos y nos cuidamos los unos a los otros. El amor que sentimos por la naturaleza, por cada uno de nosotros y por este bosque, nos hace fuertes y nos mantiene unidos. Cuando te amas a ti mismo y a tu entorno, todo florece”.
Valentina, mirando el hermoso bosque y a los animales reunidos en armonía, sintió una calidez en su corazón. Sonrió y, mirando a Susi, dijo en voz baja: “¡El amor por los animales es el amor por la vida!”.
Desde ese día, Valentina nunca más pasó por el bosque sin detenerse. Siempre saludaba a sus nuevos amigos, les llevaba pequeñas ofrendas como semillas o frutas, y los cuidaba con mucho cariño. Aprendió a proteger sus hogares, a entender sus necesidades y, lo más importante, a ver en ellos la misma chispa de vida que ella misma llevaba dentro.
El Bosque de los Amigos se convirtió en su lugar favorito, un espacio donde la magia del amor incondicional y la amistad verdadera llenaban el aire. Valentina descubrió que el amor no tiene fronteras, no se limita a las personas, y que todo ser, ya sea grande o pequeño, merece cuidado, respeto y amor.
Y así, el bosque siguió creciendo en belleza y alegría, porque el amor compartido entre todos los seres vivientes lo hacía un lugar lleno de magia y esperanza. La niña, que una vez pasó de largo, ahora era parte de ese círculo eterno de amistad, y el Bosque de los Amigos se convirtió en su hogar también.
Ginelle Cedeño
Comunicadora social con más de 10 años de experiencia en diversos medios a nivel nacional. Apasionada por la locución y la radio. Desde hace dos años se ha aventurado en la escritura de cuentos infantiles.