Caballitos de palo

Un cuento del día que las bailarinas volaron y hasta las aves en el cielo, se asustaron
  • sábado 23 de septiembre de 2023 - 12:00 AM

El calor derretía los raspaos que vendía el señor en el parque. Los padres, sentados bajo la carpa, miraban a las niñas y niños como si fuera la primera vez.

Primer acto bien, segundo acto, mejor, tercer acto insuperable, cuarto acto...

La maestra Xochitl, micrófono en mano, anuncia la salida de las más peques en sus caballitos de palo. Las niñas hacían correr a los animalitos delante de los padres y del público. Hasta quien no fuera raspao se derretía ante aquella hermosura. Cinco segundos después, cuando las niñas iban a subir al escenario, en vez de seguir derecho, alzaron vuelo…el por qué no me lo pregunten porque ni Marie Curie tendría la respuesta.

Ahora, los padres se derretían de ansiedad y la gritería lo confundía todo. La maestra Xochitl, nariz al cielo, decía: "Esto no está en el libreto".

La cosa no pasó a mayores porque por ahí no pasan esos avionotes con las panzas llenas de humanos y maletas. Pero, como en la tierra no podemos vivir sin peros, se acercaba una bandada de aves migratorias de esas que usan nuestro espacio aéreo y no dejan ni una pluma de impuestos. El líder emplumado vio el asunto y apretó el botón de emergencia.

—Objetos no identificados a corta distancia, que el encargado de la tecnología tome foto y pregunte a Alexa a qué nos enfrentamos.

—Aquí, jefe de tecnología, envía respuesta de Alexa al chat de jefes y encargados de departamentos: Alexa dice que no tiene respuesta, que continúen el día con una linda sonrisa.

—Plan B. El más rápido que se acerque e intente investigar, a la velocidad de la luz.

—Aquí, Rapidín, la situación parece harto difícil, son caballos voladores.

—Líder emplumado, toma la decisión de seguirlas, si nos pasa algo, no seremos los primeros en quedar en apuros por esa curiosidad que ha matado a los gatos.

Mientras tanto, las niñas en sus vestidos de ballet y las aves migratorias coloreaban el cielo.

—Qué hermoso, qué hermoso —repetía la maestra Xochitl.

Y los padres, se imaginan, averiguando los costos de los vuelos chárter para ir al rescate de las jinetes.

Zoe dice que volaron cinco segundos, Ihan dice que diez minutos, Ana Mercedes que fueron dos días y la maestra Edilka dice que cuando la campana de la Catedral dio las doce, las niñas ya estaban de vuelta en el escenario. A los padres ya no les quedaba agua para derretirse y la maestra Xochitl, micrófono en mano: —Gracias, Chico Changmarín, gracias, mamá Dora, por devolverlas sanas y salvas! ¡La función debe continuar. Atención, cada una en su posición!

Unas horas más tarde, cuando las señoras verdes de la limpieza barrían la basura de la función cultural en el parque, vieron los caballitos tirados en el pavimento.

—Miren compañeras, a caballito regalado, no se le ven colmillos.