‘La Roja’ en modo híbrido, ahora contra Chile

  • miércoles 05 de febrero de 2025 - 12:00 AM

La Selección Mayor de Fútbol de Panamá emprende hoy el camino hacia Santiago de Chile para medirse a la selección local, en partido amistoso programado para este sábado (6:30 p.m.) en el Estadio Nacional.

Será el segundo encuentro del combinado panameño buscando encontrar variantes y recorrido competitivo para el primer gran desafío del año: las semifinales de la Liga de Naciones (Final Four) ante Estados Unidos, el 20 de marzo en Los Ángeles, California.

Para la Selección de Chile es el primer amistoso y el único partido de preparación acordado, antes del último tramo de las eliminatorias mundialistas. Será visitante ante Paraguay, el 20 de marzo.

Los chilenos no tienen margen de error. Son penúltimo de la clasificación, con 9 puntos en 12 partidos, y seis pendientes por jugarse, tres de local y tres de visitante. En este momento sus esperanzas son colarse en el repechaje.

Chile y Panamá han dado prioridad al microciclo con jugadores de sus ligas locales. El plantel de Panamá es mucho más joven que el de Chile; éstos han apostado por incluir a dos jugadores con larga experiencia: Charles Aránguiz y Marcelo Díaz, quienes -sumados al omnipresente Arturo Vidal- evocan entre los aficionados el pasado glorioso del bicampeonato de la Copa América, que ganó Chile en 2015 y 2016.

‘El King’ Arturo se convirtió en un acérrimo crítico del entrenador Ricardo Gareca. Los malos resultados terminaron por torcerle el brazo al técnico argentino, y tras la derrota ante Colombia 0-4, Gareca optó por abrirle las puertas a Vidal en los últimos juegos eliminatorios; con él de líder en el campo, empataron 0-0 con Perú y vencieron a Venezuela 4-2 en la última jornada de 2024.

A pesar de estar convocado, no es segura su participación en el partido contra Panamá. “No sé si el sábado pueda jugar. No quiero arriesgar”, dijo en referencia a algunas molestias físicas.

Ganarle a Panamá es un imperativo para Gareca para mantener los ánimos al alza. Para la Panamá de Christiansen, la tarea es aprender a amarrar resultados, no quedarse con las manos vacías en los minutos finales, como le aconteció con Universitario en Lima.

Esta programación de amistosos quedó bien diseñada para el equipo canalero en la escogencia de rivales, con un partido frente un equipo profesional (Universitario) y el otro contra una selección (Chile), lo que ha permitido desarrollar la preparación ante dos dinámicas diferentes.

La primera (Universitario) conlleva medirse a un rival en la que sus integrantes están en permanente actividad grupal. En la segunda (Chile), enfrentarse a un contendiente con sus mismas características de preparación puntuales y jugadores que tienden a ser más removibles para cada cita.

La modalidad de enfrentar a clubes estuvo en boga en décadas pasadas y se había dejado a un lado debido a que los torneos internacionales han aumentado para las selecciones, saturando muchas veces el calendario, y en otras ocasiones porque se les consideraba poco provechosos para el objetivo final, al abusarse de ellos.

Amistosos híbridos

La Selección de México, en busca de rivales que le exijan y le eleven de nivel más allá del ámbito regional donde mantiene su protagonismo, y sin tener que disputar eliminatorias al ser coanfitriones junto con Estados Unidos y Canadá, ha sido de las primeros en retomar en 2025 la práctica de jugar amistosos con clubes, a los que se han denominado ahora ‘amistosos híbridos’. Lo hizo el mes pasado al enfrentar a Internacional en Brasil, al que derrotó 2-0, y posteriormente a River Plate en Argentina, con el que perdió 0-2.

Las sensaciones que dejó la Selección de Panamá convocada para el partido amistoso ante Universitario, en Perú, ante el que perdió 2-1 fueron positivas en su mayoría; desarrolló el plan táctico planeado, mostró condiciones físicas, tuvo orden y gol, reaccionando ante la desventaja en el marcador. Aunque hay que limitarle su alcance porque todos los jugadores deberían saber y aplicar una regla básica: se puede ganar, perder o empatar, pero nunca regalarlo por una inocentada (penal) cometida en el último minuto de juego. “Elemental, mi querido Watson”, como diría Sherlock Holmes.

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