¡Juego perfecto a la vida!
- jueves 24 de agosto de 2017 - 12:00 AM
EJEMPLO
No existen barreras que detengan a un corazón que enfrenta la vida con valentía, como lo hace día a día Jonathan Amaya, un joven de 15 años, a quien la vida intentó pasarle el tercer strike, pero él decidió lanzarle un juego perfecto.
Corría el verano del 2002, año del caballo, según el horóscopo chino, en Europa se establecía el euro como moneda legal, el mundo se preparaba para el Mundial de Corea y Japón que ganaría Brasil 2-0 a Alemania. En Panamá Mireya Moscoso se acercaba a su tercer año de mandato como la primera mujer presidenta de la República y Justine Pasek se convirtió en la primera Miss Universo panameña.
Mientras eso pasaba, en La Chorrera, Elvira Niño empezaba el año muy emocionada contando los días para tener en sus brazos a su primer hijo, Jonathan. Sería el 24 de marzo, a las 2 de la mañana, que el pequeño abriría los ojos al mundo en el Hospital Nicolás Solano, alegrando a la familia y sin saberlo aún, llegaría para ser una fuente inagotable de inspiración que enorgullece a todos en casa.
Pero esa alegría se vería atropellada con un doloroso diagnóstico. Después de notar que no reaccionaba a los sonidos, el pequeño fue llevado al médico y este ordenó estudios que determinaron que el pequeño padecía sordera. Eso cambió la vida de todos.
Al recordar esos momentos, Elvira hace una pausa toma fuerza y luego responde.
‘Cuando me enteré fue algo muy duro, pero gracias a Dios está vivo, no tiene impedimentos es independiente', expresó en su residencia en la provincia de Panamá Oeste.
Desde entonces la tarea para la familia fue fuerte, haciendo que la infancia de Jonathan fuera como la de cualquier niño de su edad: llena de alegría, estudio, juegos y amiguitos.
Y es que, en ese camino, Amaya ha sido formado sin diferencias en un mundo de inclusión, tanto que su condición nunca ha sido impedimento para que cumpla sus sueños.
Resulta que desde los ocho años se enamoró del deporte, primero del fútbol y después lo capturó el béisbol, disciplina en la que se ha convertido en un gigante, pues en el montículo derriba murallas.
Jonathan jugaba fútbol, pero la psicóloga le recomendó otro deporte debido a su hiperactividad.
‘El señor Erick Rudas lo vio, estaban practicando los muchachos y le preguntó si quería jugar y de inmediato dijo que si, de allí le consiguieron una manilla para ver como jugaba. Vinieron a hablar conmigo para saber si estaba metido en alguna academia o si ya había jugado', cuenta la madre, quien ha olvidado la cantidad de selecciones en las que ha estado su hijo.
Aprender a jugar béisbol fue un proceso difícil, porque la gente a su alrededor se que acostumbrar a comunicarse con él y algunas desconocían de su condición.
‘Cuando estaba chico sí, porque algunos técnicos no sabían comunicarse con él, pero yo lo sobre llevo y le digo que si no lo hiciste bien, el otro año si', expresó.
Mientras se realizaba la entrevista Jonathan, quien vestía la camiseta de Panamá, observaba emocionado, sabía que la conversación giraba en torno a él.
La tarea de la familia fue hacerlo cada vez más independiente, al punto que hoy día va solo a sus prácticas.
La última gran actuación de Amaya fue en el pasado Premundial de Béisbol Sub-15, en el que la Selección Nacional de Béisbol se ubicó de cuarta y obtuvo el boleto al mundial de la categoría. Amaya fue una de las principales bujías, se enfrentó a Cuba y Brasil.
A los cubanos le tiró seis episodios de cinco imparables, dos ponches, cuatro bases por bolas y sin anotaciones. Y ante los brasileños lanzó cinco entradas de dos anotaciones, una carrera.
Regresó entonces a casa con la satisfacción del deber cumplido. Ahora sus retos continúan, pues es hora de volver a la escuela.
Amaya estudia el 4to año de técnico en Soldadura en el Instituto Panameño de Rehabilitación Especial (IPHE) de La Chorrera.
‘Lo más difícil es cuando las personas desconocen su condición y quieren entablar una conversación, hay que tener mucha paciencia, pero se ha adaptado muy bien', expresó la orgullosa madre.
Jonathan es buen estudiante y siempre que haya buenas calificaciones habrá béisbol.
‘Lo llevo entre el estudio y el deporte, si me saca mala nota sabe que no podrá ir al béisbol', agregó.
Así como Jonathan busca un futuro más allá de un diamante de béisbol, el IPHE recibe a 515 estudiantes sordos o con cierto grado de pérdida auditiva.
Sus técnicos
Amaya, quien es fanático de los Yanquis de Nueva York, trabajó fuerte para ganarse un puesto en la Selección Nacional y se ganó el respeto del técnico chiricano Dimas Ponce, quien logró sacar lo mejor de él arriba del montículo.
‘La experiencia con Jonathan es única, por su condición, pero hay que reconocer el gran talento que tiene como jugador, el coraje y su actitud en el terreno de juego, es algo que admiro mucho por encima de su condición', expresó Ponce.
Alguien que lo conoce muy bien es Hermán Montero, instructor de pitcheo, quien ha trabajado con Amaya desde que inició la preselección de Panamá Oeste rumbo al Torneo Nacional, por alrededor de dos meses.
‘Trabajé con el manejo de señas, la disciplina, el pitcheo, ahora en la Selección Nacional fue mejorando en cuanto a las señas junto con el receptor para ponerlos de acuerdo', recordó Montero sobre la preparación para Amaya, a quien observa desde hace un año.
‘Por su condición, él no sufre de presión, goza el partido. La verdad fue una experiencia muy bonita', contó el instructor.
La inclusión al deporte de personas sordas ha sido la labor de la Asociación Deportes para Sordos de Panamá que dirige Carlos Villarreal y que está afiliada al Instituto Panameño de Deportes.
Allí tienen aproximadamente 300 miembros entre atletas, delegados, voluntarios. Trabajan en las disciplinas de fútbol, atletismo, sóftbol y voleibol.
El deporte siempre será una herramienta eficaz para brindar mejores oportunidades y Jonathan las ha tenido gracias a su alma de guerrero y a una sociedad dispuesta a celebrar sus ponches, sin importar su condición y aplaudiendo tan fuerte para que ese sonido llegue a su corazón.
Su próximo reto es en la preselección del equipo de Panamá Oeste para el Torneo Nacional de Béisbol Juvenil de la temporada 2018.