
- domingo 28 de mayo de 2023 - 12:00 AM
Existen un sinfín de enfermedades que quizás desconosca su significado, como en el caso de citomegalovirus.
Esta enfermedad es un virus común que pertenece a la familia del herpes, que se encuentra en un alto porcentaje de la población, y puede ser totalmente asintomático para quien lo porta.
De ser una futura madre portadora del mismo sin saberlo, puede transmitirlo al recién nacido (debido a que la inmunidad materna no lo protege contra este virus, como sucede en otras enfermedades como la toxoplasmosis) y ahí es donde podemos encontrarnos con manifestaciones que pueden afectar al bebé en menor o mayor medida.
Según Answard Leiva Castillo, gerente de laboratorio clínico de un hospital del país, la mujer o cualquier persona, puede realizarse la prueba sanguínea, para detectar si estuvo expuesta al virus. El ginecólogo manda a realizar a la mujer embarazada dentro del primer trimestre y tercer trimestre del embarazo, la prueba que se conoce como TORCH (un grupo de pruebas que incluye Toxoplasmosis, Rubeola, CMV y Herpes), pero si dentro del embarazo se contagió puede transmitirlo al bebé.
‘En el caso que se detecte durante el embarazo hay que realizar una amniocentesis, que es un procedimiento más invasivo. En caso de pasar desapercibido, es donde entra la alternativa de esta prueba' añadió Answard.
El especialista añade que la prueba se realiza mediante tamizaje neonatal en los primeros 21 días de vida del bebé. Es probable que el bebé no sea diagnosticado de forma temprana y por ser asintomático, un 90% de los afectados salga del hospital sin ser detectados.
Se ha estimado que uno de cada cinco bebés que nacen con CMV desarrollarán discapacidades permanentes como pérdida de audición, microcefalia, pérdida de visión, parálisis cerebral, convulsiones o deterioro cognitivo. Es por ello que Answard recalca la importancia de la prueba, ya que el retraso en el diagnóstico y en el inicio de un tratamiento pone a los niños en mayor riesgo de retrasos en el habla, el lenguaje y el aprendizaje.
Una de las repercusiones más significativas que se puede ver en bebés afectados por el CMV es la pérdida auditiva por causas no genéticas en el bebé (estimándose que un 33% de los niños con pérdida total de audición se deben a la transmisión del CMV por parte de la madre). Los niveles de pérdida de audición pueden variar durante la vida del infante, agravando o mejorando durante su crecimiento.