- miércoles 23 de abril de 2014 - 12:00 AM
Unos son estrictos, otros muy consentidores. Unos son viejos, otros más jóvenes, pero todos, abuelos y abuelas, son fundamentales en el crecimiento emocional de nuestros hijos.
Para un niño, sus abuelos son la base de su historia personal. Todo ser humano tiene la curiosidad de conocer sus raíces, su historia, de dónde viene, y los abuelos representan esa parte de su pasado que forma parte de su vida.
No hay como los abuelos para ayudarnos a cuidar a los hijos. Qué mejor que sangre de su sangre para encargarse de los pequeños cuando la madre y el padre no pueden hacerlo.
Ellos son magníficos compañeros de juego. Los niños a través del juego, aprenden a relacionarse, a convivir, a pensar, a respetar reglas, a esperar su turno (paciencia).
Los abuelos son los mejores confidentes y consejeros. Los niños ven en ellos las personas con quienes pueden platicar de esos temas que, según los niños, sus padres no entenderían.
Aprender a valorar y respetar a los abuelos es el mejor inicio para lograr una convivencia familiar más plena, llena de generosidad, amistad y amor entre las personas que la conforman.