‘Yiyo’ y su romance por WhatsApp

Unos mensajes atrevidos descubiertos en el teléfono celular pusieron en la cuerda floja a un matrimonio de diez años
  • domingo 02 de junio de 2024 - 5:33 PM

Carlos ‘Yiyo’ Gutiérrez y Ana llevaban diez años de casados. Vivían en Piedras Gordas, en La Pintada de Coclé, donde construyeron una vida cómoda junto a sus dos hijos pequeños.

A simple vista, parecían una familia feliz y sin problemas, pero ‘Yiyo’ era todo un ‘Don Juan’. Desde hacía dos años, mantenía una relación extramatrimonial con Rosario, una joven, de 20 años, que vivía a escasos dos kilómetros de su residencia.

La aventura comenzó por casualidad. ‘Yiyo’, trabajaba como vendedor de legumbres en Penonomé, solía salir de madrugada de su hogar para agarrar buen asiento en los buses de la comunidad. En uno de esos viajes, conoció a Rosario, quien trabaja como dependiente en una tienda que vende accesorios y teléfonos celulares.

La chispa fue instantánea, y pronto comenzaron a intercambiar mensajes por WhatsApp. Lo que empezó como una amistad inocente, pronto se convirtió en algo más. ‘Yiyo’ y Rosario se veían con regularidad, aprovechando los momentos en que Ana creía que su esposo estaba esforzándose por llevar el sustento a casa.

Los mensajes de WhatsApp se volvieron cada vez más frecuentes y cargados de pasión. ‘Yiyo’ se sentía rejuvenecido, viviendo una doble vida que le proporcionaba una emoción que había perdido en su matrimonio.

Ana, aunque confiaba en su esposo, empezó a notar ciertos cambios en su comportamiento. ’Yiyo’ se volvía más reservado con su teléfono, a menudo salía a “trabajar” en horas inusuales y parecía distraído en casa. Sin embargo, Ana desestimaba sus sospechas, atribuyéndolas al estrés que conlleva el negocio de vender legumbres y frutas en la piquera de buses de Penonomé.

Un día, Ana decidió cocinarle a ‘Yiyo’ una comida especial, pues estaban celebrando un año más de matrimonio. Con la ayuda de sus hijos, mató una gallina de patio y la preparó como a su esposo le gusta.

Esa noche ‘Yiyo’ nunca llegó. Llamó y envió mensajes, pero no obtuvo respuesta. Preocupada y un poco molesta, decidió esperar a que él regresara. Cuando finalmente llegó a casa, se mostró sorprendido por la celebración y dio excusas vagas sobre un percance que había tenido con una mercancía.

Ana intentó actuar con normalidad, pero la sospecha había empezado a crecer en su mente. Pasaron los días y Ana no pudo quitarse de la cabeza la sensación de que algo andaba mal. Una tarde, mientras ‘Yiyo’ se bañaba, su teléfono vibró sobre la mesa del comedor. Ana, impulsada por la curiosidad y el deseo de calmar sus inquietudes, tomó el teléfono y vio una serie de mensajes de WhatsApp de un número desconocido.

El último mensaje decía: “Te extraño, amor. No puedo esperar para verte esta noche.” Ana sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor. La evidencia estaba ahí, clara y dolorosa. Sin pensarlo dos veces, comenzó a leer las conversaciones.

Los mensajes revelaban una relación apasionada y duradera entre Yiyo y Rosario. Fotos, planes, y confesiones de amor llenaban la pantalla. ‘Yiyo’ salió del baño y encontró a Ana con el teléfono en la mano, lágrimas corriendo por su rostro. En ese momento, comprendió que su secreto había sido descubierto. Intentó explicar, pero las palabras se ahogaron en su garganta.

Ana, herida y furiosa, le exigió una explicación. Él confesó la verdad, revelando su infidelidad y el tiempo que había estado engañándola. La noticia sacudió a la familia. Ana, devastada, decidió que necesitaba tiempo para pensar.

Se llevó a los niños a casa de sus padres, en La Pintada, mientras ‘Yiyo’ se quedó solo, enfrentando las consecuencias de sus acciones. La relación de ‘Yiyo’ con Rosario terminó abruptamente. Sin la emoción del secreto y con el dolor de haber destruido su familia, aquel hombre se dio cuenta de la magnitud de su error, buscó la manera de enmendarse para recuperar la confianza de su esposa.

Ana, por su parte, luchó por superar la traición. No fue fácil, pero con el tiempo y el esfuerzo, decidió darle una segunda oportunidad a su matrimonio. ‘Yiyo’ trabajó incansablemente para demostrar su arrepentimiento y reconstruir su relación. La experiencia dejó cicatrices profundas, pero también enseñó a ambos el valor de la honestidad y la importancia de la confianza. Aunque el camino fue difícil, encontraron la manera de sanar y seguir adelante juntos.

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