Sexo sobre aceite
- miércoles 22 de septiembre de 2010 - 12:00 AM
El hombre se lamentaba que había perdido a la mujer que siempre amó, que se casó con otro hombre por no haberla escuchado cuando le prometió amor eterno, pero ya es tarde, la mujer se matrimonió y no se sabe si lo hizo por venganza o en verdad es feliz con su nueva pareja.
Rodolfo le enviaba mensajes a su ex novia Sabrina, a quien en una ocasión la llamó por teléfono para decirle que le pedía al cielo un castigo —que esté durmiendo con otro y soñando conmigo—, pero la mujer ni se inmutaba en contestarle, ya que había decidido romper para siempre con ese amor —hoy periódico de ayer—.
Pero el hombre insistió tanto que logró hablar con Sabrina, quien le confesó que se había casado con Raúl, porque le ofreció una mejor forma de vida, ya que labora en una entidad canalera que pagan jugosos salarios y hasta carro le compró, mientras que de haberse casado con Rodolfo, se moriría de hambre, ya que es salonero en una cantina de mala muerte, donde las mujeres luchan desnudas, embarradas de aceite y lodo.
Pero ese era el trabajo de Rodolfo, quien es el árbitro en la lucha de mujeres, ya que es alto, grande y fuerte y puede evitar que suceda una desgracia, si se agarran de verdad, porque se supone que todo es un show .
Por ahora todo era por teléfono, ya que Sabrina le había confesado a su ex novio que tenía de todo en casa, pero se sentía como un pajarito en aula de oro, ya que Raúl es de polvo precoz y ella es de cancha larga, de dos y tres tantas por turno y por todos los lados, tanto abajo como por arriba.
En ocasión, Sabrina acompañada de otra amiga, con vestidos que no revelarán su identidad, se metieron en la cantina donde labora Rodolfo, quien estaba en sus labores, de untarle aceite a las mujeres, pero de tanto untar y untar, en ocasiones les daba sus besitos en las nalgas, a ambas luchadoras.
De repente anuncian el show y salen las dos mujeres a medir fuerzas, Rodolfo actuaba como árbitro, quien se limitaba a explicarles las reglas del juego, pero una de ellas lo agarró por la pierna y lo tiró al lodo, lo despojaron de su pantalón, le quitaron el calzoncillos y lo dejaron encuero, ante el aplauso de la concurrencia, pero el hombre estaba molesto, porque eso no era parte del espectáculo.
A Sabrina le gustó el show y se reía a carcajadas, ya que pudo ver a su ex novio desnudo y pudo apreciar que era aventajado en esa parte —pene y testículos— por lo que se retiró con su amiga antes que llegara Raúl a casa y no la viera y se formara el trepaquesube.
Pero a la mujer se le ocurrió algo, hacer lo mismo, pero con su ex novio en un hotel, donde invitaron a la amiga.
Rodolfo vio la oportunidad de recuperar a su ex novia, quienes acudieron a la cita a la hora indicada. En la habitación se desnudaron y se untaron de aceite, se metieron los tres en la misma tina, donde empezaron el zafarrancho, pero tan mala suerte que cuando Sabrina iba a buscar más aceite, resbaló y cayó al piso, donde quedó aturdida, por lo que no tuvieron más remedio que llamar una ambulancia.
Pero tarde o temprano Raúl se enteró y desde entonces no permite que su esposa salga de noche, por el contrario se avispó y ahora el mismo hace su show con su mujer, a quien empatuma de aceite, se mete a la tina y forman su merecumbé, lo que permitió que se olvidara de Rodolfo y se conformara con su marido, quien toma pastillas para no tener un polvo precoz, que la pone a vivir como ella misma dice —de maravillas— y más si es con aceite como las mujeres de la cantina, con sexo sobre aceite.