Esa risa no es de loco

J ajajá, jajajá, jijijí, así de sonora era la carcajada que soltaba Pedro cada vez que Alonso pregonaba que la mujer de él sí era hembra...
  • viernes 14 de octubre de 2011 - 12:00 AM

J ajajá, jajajá, jijijí, así de sonora era la carcajada que soltaba Pedro cada vez que Alonso pregonaba que la mujer de él sí era hembra, jo, decía, diosito me la mandó bonita, tigresa y encima, fiel. Ella no es como la comadre ni como la mayoría de las vecinas que andan repartiéndolo por ahí. Jajajá, jijijí…

Beba, la mujer de Alonso, era casi una copia de la Jennifer López, solo que no hablaba ni un poquito de inglés. Además de hermosa y traserona, la naturaleza le dio ese regalo que muchas anhelan, pues Beba era capaz de hacerle frente y ‘de disfrutar’ a los dos amantes más el marido de la casa, o sea a Alonso, que era el que recogía lo que quedaba del día.

Todo iba bien en el hogar de Alonso. Él tenía su trabajo, su carro, buen sueldo y para completar, mujer fiel y palo de hembra. Pero una noche en que su mujer llegó tarde porque era fin de mes y al jefe se le había antojado que trabajaran tiempo extra, él se metió al baño a ayudarla a bañarse porque venía cansada y cuando le restregaba la nuca vio algo que le pareció raro, se le aceleró el ritmo cardiaco de solo pensar que podía ser un chupete, lo miró muchas veces sin encontrar la certeza de qué era.

Esperó que Beba se durmiera y buscó sus lentes y un foco de mano. Alumbró la roncha, pero no lograba determinar si era o no era. Al día siguiente compró una lupa y cuando ella se durmió, repitió la operación y le pareció ver la huella de un diente grande, pero tuvo que dejar de examinar el área enrojecida porque Beba empezó a moverse. No durmió en toda la noche.

La duda casi no lo dejaba vivir por lo que optó por seguirla. Fue así como descubrió que ella iba tres veces por semana a una fonda donde se tomaba varios vasos de agua de caracol. El descubrimiento le dio tanta felicidad que lo quiso compartir con sus amigos: jo, pero diosito sí me quiere, mujer bonita, caliente y fiel, y no es como las otras que nada les preocupa, mi Beba sí se da sus ayuditas, ahora toma agua de caracol para atenderme mejor, jajajá, jajajá fue la respuesta de Pedro.

Pero como no hay mentira que resista la fuerza del tiempo, a Alonso lo mandaron a una misión al interior, de manera que la Beba aprovechó su orfandad marital y armó su plan adúltero.

El autobús de la empresa no había llegado aún al punto donde casi linchan al vice cuando el jefe de la misión recibió la orden de regresar, pues el mal tiempo no permitiría realizar las labores programadas allá donde muchos quedaron sin vista.

Alonso calculó que ya Beba estaría dormida, por lo que no la llamó para avisarle de su regreso, así cuando ella se despertara…

Con suavidad introdujo la llave y, allí, en la sala pudo ver y oír a su mujer que protagonizaba una aberración sexual con sus dos amantes, uno de ellos bien dientón; los que sin ningún respeto por el hogar ajeno, disfrutaban juntos a esa hermosa y tentadora hembra.

Horas después, Pedro logró alcanzarlo muy próximo al Puente de las Américas. Lo abrazó con cariño de amigo y emprendieron el regreso en silencio, sin carcajadas, fue cuando Alonso comprendió que la antigua risa de su amigo no era de loco…

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