Un regalo navideño

La empresa ‘Hacha, calabaza y miel’ organizó un rumbón navideño para sus colaboradores, que acudieron en masa atraídos por el rumor de q...
  • sábado 22 de diciembre de 2012 - 12:00 AM

La empresa ‘Hacha, calabaza y miel’ organizó un rumbón navideño para sus colaboradores, que acudieron en masa atraídos por el rumor de que habría premios fabulosos. En ese bonchao iba Fernando, el más buenagente de la oficina y a quien muchos le tenían compasión porque llevaba años sometido a Lorenita, una morenaza escultural que lo tenía de la casa al trabajo y viceversa, quincena vista, quincena que pasaba intacta para la cartera de ella. Solo para Navidad la bella lo dejaba quedarse un rato más en la calle. Se decía que hasta el mismo jefe lo había animado a dejarla. ‘Yo le pago el divorcio’, le había ofrecido el hombre, compadecido de verlo tan trabajador y puntual, pero sin vida propia. Pero nada lograba que Fernando reuniera la valentía para dejar a Lorenita, quien no había querido darle hijos para no estropear su figura.

Apenas Fernando llegó a la fiesta se oyeron los aplausos y las exclamaciones de júbilo porque estaba ahí, aunque sea por un rato, liberado del yugo de Lorenita. Tras los actos habituales, vino el bailoteo, y a alguien se le ocurrió que hicieran un concurso para elegir al mejor bailador de salsa. Muchos animaron a Fernando, a quien, por su vena caribeña, le veían posibilidades de ganar. Y así fue. El jurado no tuvo que dar su veredicto, porque el público se amotinó gritando ‘¡¡¡¡Fernando, Fernando, rúa, rúa!!!!’.

Un celular último modelo, un certificado de regalo y una enorme canasta navideña recibió el bailarín por su proeza. Y hasta ahí todo estuvo bien. ‘Esta es para mi mamá’, dijo el bailador cuando algunos le pidieron que les regalara la canasta. ‘Ven acá, yo me pelé las manos aplaundiéndote, así que, mínimo, merezco que me des cinco de esos productos que vana ahí’, reclamaba uno, pero Fernando se puso duro y no le dio nada.

La doñita recibió contenta la canasta, y abrazó a su hijo cautivo deseándole que el Niño Dios le trajera lo que anhelaba su corazón.

La parte mala de la noche la vivió Fernando cuando llegó a su casa. Lorenita se enfureció cuando supo que le había dado parte del premio a su mamá y le exigió que fuera a buscar la canasta. ‘Que me devuelva mi vaina o yo misma voy a buscarla’. Y contó hasta tres. ‘Anda ya a buscar la canasta navideña’, gritaba enfurecida, y salió hacia la casa de la suegra, quien se levantó asustada cuando oyó la gritería en la puerta.

Fernando trataba de sujetar a su mujer y de taparle la boca para que su madre no oyera los improperios, pero era en vano, Lorenita gritaba enloquecida pidiendo su canasta. Fue él mismo quien llamó a la Policía, que vino a poner orden, pero no pudo evitar que Fernando recibiera varios bofetones y arañazos de su enardecida mujer, que luego intentó, a través de amenazas, impedir que su marido pusiera la demanda de divorcio. La reacción de ella por haberle él regalado la canasta navideña a su madre fue suficiente para que Fernando se llenara de valor y pusiera fin a tantos años de vasallaje.

MORALEJA: TAL COMO HIZO FERNANDO, ALÉJATE DE QUIEN NO COMPRENDE QUE NAVIDAD ES COMPARTIR.

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